La mujer que acabó con Familia del alma, la secta que atrapó a sus dos hijos: "Fue el palo más gordo de mi vida, estaban anulados"

La Guardia Civil, en la denominada operación Avicena, ha detenido a tres personas como líderes de una secta instalada en un chalet en Pobla Tornesa (Castellón) por los presuntos delitos de asociación ilícita, intrusismo laboral, contra la salud pública, agresión sexual y revelación de secretos, entre otros.
La Guardia Civil durante la desarticulación de 'Familia del alma', una secta destructiva.
Europa Press
La Guardia Civil, en la denominada operación Avicena, ha detenido a tres personas como líderes de una secta instalada en un chalet en Pobla Tornesa (Castellón) por los presuntos delitos de asociación ilícita, intrusismo laboral, contra la salud pública, agresión sexual y revelación de secretos, entre otros.
La Guardia Civil durante la desarticulación de 'Familia del alma', una secta destructiva.
ATLAS

Estafa, revelación de secretos, delito contra la salud pública, asociación ilícita, intrusismo laboral y agresión sexual. Estos son los cargos a los que se enfrentan los tres detenidos como cabecillas del grupo destructivo Familia del alma, una secta que fue desarticulada este pasado mes de julio gracias a la fuerza e insistencia de una madre de Tarragona. Silvia (nombre ficticio) tuvo que ver cómo sus dos hijos de 23 y casi 21 años caían en las redes de esta agrupación, que se autodenominaba psicoterapéutica. "Cuando me enteré de que estaban en una secta fue el palo más gordo de toda mi vida, estaban totalmente anulados", afirma a 20minutos rememorando algo que ha pasado hace muy poco tiempo. 

El cambio de actitud de sus hijos y sus dotes de investigadora le llevaron a conseguir poner una denuncia ante la Guardia Civil de Tarragona. La pieza de un puzle que se completó con la detención de los tres cabecillas, que llevaban 18 años aprovechándose de jóvenes, estafándoles e incluso abusando sexualmente de ellos. "Primero entró el mayor, tuvo un problema con su pareja y le recomendaron una supuesta terapeuta. Empezó a ir y vinieron los cambios", explica Silvia. Su hijo comenzó con esas terapias por recomendación de la chica que acababa de dejarle. "Analizan muy bien la familia, quieren dinero y mi hijo es un chaval inteligente con un buen trabajo", señala. 

El joven permaneció tres años en la secta, "con muchos cambios, tanto físicos como de rutinas, ocio... cada vez más alejado de la familia y amigos". "Pensábamos que era cosa de la edad, esto le puede pasar a cualquier persona", apunta Silvia, que se congratula de que su hijo no dejó el trabajo, lo que no sabía entonces es que vivía sesiones de cuatro horas diarias donde una mujer le comía la cabeza, mensajes nocturnos para que no pudiera dormir, incluso cambios en la dieta (comer solo carne) para que estuviera débil y así amedrentar mejor su voluntad. Pero la cosa no quedaba ahí. Su hija, a punto de hacer 21 años, también lo dejó con su pareja y comenzó a acudir donde esta mujer. 

Fue el chico que vivía con ella el que alertó a la familia. "Están metidos en una secta", dijo. "Nos dijo que ya no nos quería, que había cambiado... incluso que se iba de retiro a Castellón donde estaba ilocalizable". La exnovia del hijo también puso en alerta a la familia. Se había ido del país y ya no trataba con ese grupo. "Es una secta, yo he salido. Tenemos un grupo de Whastapp con 22 víctimas y queremos denunciar". El círculo se había cerrado donde empezó. 

"Lo primero que hice fue averiguar quiénes eran. Conseguí información, me pasaron por escrito lo que habían vivido... me quedé horrorizada"

Silvia comenzó un periplo que finalmente le llevó a poner una denuncia que acabaría con la organización. No fue fácil, tuvo que recabar todos los testimonios de esas personas con las que había hablado por Whatsapp, además de sus datos y DNI. En el trayecto, la líder de la secta se enteró de todo. "Su marido daba clases y las aprovechaba para captar a los chavales. Mi hijo hizo un máster en la Academia Gestatl de Barcelona que era otro negocio paralelo", desgrana Silvia. "Lo primero que hice fue averiguar quiénes eran. Conseguí información, me pasaron por escrito lo que habían vivido... me quedé horrorizada". En los testimonios se hablaba de drogas alucinógenas con pérdidas de memoria; personas que despertaban desnudas sin saber por qué... "Yo les presioné, había que denunciar, algunos se enfadaron conmigo". Cuando fui a los Mossos me dijeron que no hacían nada, mis hijos eran mayores de edad, "se habían ido voluntariamente". 

Silvia relata que el miedo impedía a los jóvenes ir a denunciar, "sabían todo de ellos, les tenían amenazados". Tras ponerse en contacto con el departamento de grupos destructivos de la Policía Nacional, donde le dijeron que eran sus hijos los que tenían que denunciar, fue entonces cuando acudió a la Guardia Civil de Tarragona. "Sabíamos las consecuencias. Entramos en guerra con nuestros hijos. Mi hijo se puso muy en contra, que nos íbamos a enterar... sabíamos que habíamos perdido a nuestros hijos y ya perdidos... ". 

Silvia cuenta su historia como una suerte de película, como si no le hubiera pasado a ella, pero lo cierto es que sus hijos tienen secuelas, muchas, "creo que las van a tener mucho tiempo". Su decisión y la posterior detención les abrió los ojos, pese a que "se sienten culpables de cosas que han hecho". "Es usted muy valiente", me dijo el guardia que me atendió. "Cuando yo supe todo esto tenía miedo por mis hijos, pero no miedo de este grupo e iba a hacer lo que pudiera para salvarlos". 

El miedo atroz

Aunque hay otras personas que no tienen la fuerza de Silvia para sobrellevar tal cosa. Es el caso de la familia de Alejandra, que hace cuatro años, cuando solo tenía 17 años, dejó su casa. Su destino: Círculo Internacionalista, una filial del grupo Lotta Comunista de Italia. "Defendía ideas trasnochadas y obsoletas como la lucha de clases, el trotskismo y la revolución obrera, algo que nos parecía a todas luces anacrónico en el siglo XXI. Pero cuanto más atacábamos la ideología del Círculo Internacionalista más se aferraba ella a sus principios y más irracional se volvía", cuenta un amigo de la familia en un blog donde expone su caso. La madre es incapaz de seguir adelante, "tiene una terrible depresión con ideas suicidas", señala Antonio a 20Minutos, por lo que él es el encargado de mover cielo y tierra en busca de la joven. 

"Las reglas de Círculo Internacionalista eran muy cerradas, cada vez apretaban más las tuercas... todo se empezó a volver más oscuro"

Como Silvia, Antonio es un nombre ficticio, el temor a represalias es tal que sospecha cuando tiene que hablar con 20Minutos. "He hecho el blog hace dos días. Cuando me dijeron que queríais hablar conmigo, pensé que la forma más fácil de una secta para saber quiénes somos es esta, decir que quieren hacer un reportaje". Su miedo es atroz. Dice que la información sobre este grupo es nula en Internet, "y si se publica algo, desaparece". Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con Círculo Internacionalista a través de una intrincada web que finalmente lleva a sus preceptos. No ha habido respuesta.

Antonio cuenta cómo el grupo fue abduciendo a la joven con tan solo 16 años. "A las amigas les dijo que era un grupo guay, con muchas actividades, reparto de alimentos...", dice. Luego supieron que "las reglas de Círculo Internacionalista eran muy cerradas, cada vez apretaban más las tuercas... todo se empezó a volver más oscuro". 

De Alejandra solo recibieron una carta "gélida" de despedida y posteriormente la contestación a un email para recibir la herencia de un familiar. Tras poner una denuncia a la Guardia Civil, la propia joven, que había dejado su casa al cumplir la mayoría de edad, se personó en el cuartel al día siguiente para decir que estaba con ellos "por su propia voluntad". "Intentamos muchas veces comunicarnos con ella, pero no nos contesta a los emails y nos tiene bloqueados en las cuentas de redes sociales que tenía antes de meterse en ese grupo. No sabemos nada de ella", relata en el blog, intentando dar voz a sus padres y con la esperanza de que alguien sepa algo. 

Para Antonio, que pide la colaboración ciudadana para dar con Alejandra, "parece mentira lo factible que es manipular las creencias de una persona y cambiarle todo su código de valores y también parece mentira el código de silencio que hay alrededor de estas sectas". Silvia, por su parte, pide justicia, que saquen una ley que penalice la manipulación y lanza un consejo a las familias que viven con el drama: "Les digo que investiguen, que busquen información, quiénes son... buscando encuentras. Apoyé todos mis cinco sentidos en buscar quién era esa gente, hablando con amigos. Buscar información por todos los canales, yo he llegado a ir a casa de estas personas, a su trabajo... y no perder las esperanzas". 

Miriam Cos
Redactora '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Técnico Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas. He desarrollado mi vida laboral a caballo entre la última hora digital y el periodismo local para distintos medios de prensa escrita. Entré a formar parte de la mesa digital de 20 Minutos en junio de 2023, desde donde elaboro reportajes y artículos de actualidad. Me gusta escribir sobre temas humanos y sucesos.

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