Lo de Aitana

Me enerva todo este tema… ¡No sabéis cuánto! Desde hace unos días Aitana no para de aparecer en titulares y opiniones en las redes sociales. Las revistas hablan de ella, los tuits se escriben casi solos y en las mesas de los magacines de la tele todos tienen una opinión sobre Aitana. ¿Importa su música?, ¿su nuevo disco?, ¿su nueva gira repleta de carteles de ‘no hay entradas’? ¡Qué va! Os cuento… Desde que Aitana Ocaña salió de OT 2017 se convirtió en uno de los rostros más famosos de la industria musical española. Su melódica voz, su dulzura y sus facciones de niña buena hicieron de ella un imprescindible en todas las listas de Spotify, que, comenzando por Lo malo, coparon horas y horas de música con ritmos pegadizos y letras que enamoraban a todos los públicos, y sobre todo a los más pequeños. 

Imagen, ídolo y referente para cientos de niñas de nuestro país, Aitana, que hasta tiene una versión de la Nancy a su semejanza, está pagando un durísimo precio por ser quien es, sin ella haberlo pedido nunca. El precio de la fama conlleva cosas que no son tan positivas como pueden parecer. Aitana ha crecido, ha evolucionado, se ha hecho mayor… Ha salido del nido y tiene otras inquietudes, otras vivencias, otras necesidades de comentar y cantar en sus canciones, y como sucedió con Miley Cyrus, con Demi Lovato, Britney Spears o Lindsay Lohan… ha sido tremendamente criticada por unas coreografías y actitudes que algunos creen dignas del demonio. ¿Os dais cuenta de que todos son nombres de mujeres? Ahí queda eso…

¿Estos que la critican escuchan las letras de reguetón que corean sus hijos? ¿Atienden a los vídeos de YouTube que ven y comparten con sus colegas? Dejemos ser y estar. Dejemos evolucionar. Aceptemos a los artistas tal y como son. Dejemos a las artistas ser quienes son. ¡Bravo Aitana!