Entrevista

Lichis, líder de La Cabra Mecánica: "La fama es un traje que a todo el mundo no le sienta bien, a mí no me sienta bien"

Fuera de Contexto Lichis La Cabra Mecánica
Fuera de Contexto Lichis La Cabra Mecánica
Fuera de Contexto Lichis La Cabra Mecánica
Lichis, fundador del grupo La Cabra Mecánica.

Sentados en una de las aulas del Instituto San Mateo, por donde pasó el Lichis, volvemos un poco a la infancia, aunque las mesas se nos queden pequeñas, como los recuerdos cuando se alejan. Por estos pasillos del Madrid de los 80 vivió momentos maravillosos, a pesar de ser un chico tímido, incluso raro, lo que hoy llamaríamos freak.

"Tenía muchos problemas, incluso de relación con los demás. Sufría bloqueos con la gente, pero claro, en aquella época no estaba de moda lo de los psicólogos y los problemas mentales y al final era un 'espabila, que estás tonto'", declara.

Todo esto parece muy lejano, pero no lo es tanto, sigue siendo un empollón, se entusiasma estudiando todos los instrumentos que caen en sus manos, pero ahora lo hace por placer: "Lo disfruto mucho, sobre todo ahora más de mayor que me he liberado de eso, de querer ser Mozart. O sea, me he liberado de la angustia y la angustia me bloqueaba mucho, incluso hasta para componer".

Una época en la que uno no piensa en lo que le deparará la vida, en alcanzar la fama o en si la fama le alcanzará a uno. "Desde que he sido pequeño era un chico tan raro, tan raro que la gente decía 'este tipo va a terminar siendo un psicópata o terminará siendo un artista'", se ríe. Afortunadamente, ocurrió lo segundo, ha compuesto canciones y ha colaborado con muchos artistas, tiene cuatro discos en solitario, pero la fama le llegó con La Cabra Mecánica, ese grupo de aspecto alegre que entonaba temas tragicómicos.

"La fama es un traje que no a todo el mundo le sienta bien, y a mí no me sienta del todo bien. Yo disfruto mucho de la creatividad y, evidentemente, la creatividad necesita de un público… Si yo miro mi carrera, el tiempo en el que he sido popular es puramente anecdótico comparado con la cantidad de proyectos y de tiempo que he estado a la sombra", añade. "Vivimos en un momento en el que la gente ha cambiado la intimidad por la ilusión de la fama. Las redes sociales son eso constantemente y todos hemos estado de acuerdo en perder cosas a cambio de tener una cierta notoriedad. Y eso, claro, tiene sus luces y sus sombras y no me gusta".

La próxima semana La Cabra Mecánica se despedirá de los escenarios con varios conciertos, el primero en Madrid el 19 de noviembre en la sala La Riviera y dos más en Granada y Málaga para celebrar el 25 aniversario de su disco más popular Vestidos de domingo.

"En los conciertos me pasaba que encontraba a gente decepcionada porque era muy difícil decirle al tipo de la sala en la que ibas a tocar: 'por favor, no pongas La Cabra Mecánica, no pongas Lichis'. La gente va a esperar una cosa y yo estoy dando otra", afirma.

Y es que canciones como Felicidad o La lista de la compra junto a María Jiménez se han convertido en himnos grabados a fuego en el imaginario colectivo. "María no era de estas personas que tienen dos caras, tenía una y mostraba una siempre. Y supongo que, como con los que hemos sido pajaritos de ala rota, tenemos dos opciones, unos se vuelven más y más hijoputas y otros tiran por el humor y por salir adelante, por ser extrovertidos para ocultar la enorme ola de dolor que guardan dentro", dice con cariño.

Su próximo proyecto mira más al country y al blues y tiene pendiente un disco para el próximo año. Si se despedirá definitivamente de La Cabra Mecánica no lo sabemos, ni siquiera él mismo, quizá, como las matemáticas, siempre será su asignatura pendiente.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento