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El Gobierno afirma que las negociaciones para investir a Sánchez avanzan, pero insiste en pedir "gestos" a ERC y Junts

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tras el desfile del 12 de octubre.

Las negociaciones para una posible investidura de Pedro Sánchez avanzan, pero aún están lejos de concretarse. Y para definir cualquier acuerdo, el Gobierno insiste en que ERC y Junts también tienen que hacer "gestos" y "virar" en las posiciones de máximos que mantienen desde hace semanas. Así lo manifiestan distintos miembros del Ejecutivo implicados en las conversaciones, mientras el presidente en funciones evita hablar de amnistía, pero garantiza que cualquier propuesta que haga el PSOE será conforme a la Constitución. De momento, el líder socialista se verá este viernes con Junts y EH Bildu, las últimas reuniones dentro de su ronda de contactos con los partidos y no aclara de momento si hablará con Carles Puigdemont como sí hizo esta semana con Oriol Junqueras.

Ninguna de las fuentes consultadas explican cuáles son esos "gestos" que piden a los partidos independentistas, a los que hay que seguir "ablandando" en su postura, pero sí aseguran que desde las filas socialistas aún hay desconfianza hacia ellos. Y vuelven a dejar claro cuáles son las líneas rojas que se marca el PSOE: "Referéndum no va a haber. Es impensable", subraya una ministra del equipo negociador, que apunta que en un futuro acuerdo ERC y Junts tienen que "aceptar el orden constitucional".

En su opinión, el acuerdo es muy posible, aunque admite que siempre hay una pequeña posibilidad de que se tuerzan las negociaciones. Otro ministro rebaja un poco el optimismo, y aunque remarca que el acuerdo es "difícil", también garantiza que es "posible"

Las posiciones maximalistas que han mantenido ERC y Junts en las últimas semanas las enmarcan de nuevo en la lucha política que mantienen ambos en Cataluña por capitalizar el espacio independentista, que se ha ido enraizando después de que estos partidos rompieran su gobierno de coalición. Una batalla que se alimenta también con las elecciones catalanas, que están previstas para febrero de 2025, pero no es descartable un adelanto.

El propio presidente en funciones es el primero en reconocer que las negociaciones son "complejas", pero en conversación informal con los periodistas en el Palacio Real, en la recepción oficial ofrecida por los reyes con motivo del Día de la Fiesta Nacional, afirmó que el diálogo "va en la dirección adecuada" y se está avanzando "paso a paso" con el objetivo de evitar una repetición electoral, algo para lo que, según dijo, hará todo lo que esté en su mano.

Sánchez insistió en que no revelará nada del contenido de las conversaciones hasta que esté "todo acordado". Por tanto, tampoco quiso mencionar explícitamente una posible amnistía. Solo dijo que lo que se proponga será conforme a la Constitución. El presidente esgrimió que hay cinco grupos parlamentarios, entre los que incluye a Sumar, que piden una medida de gracia y, por el momento, lo que está haciendo el PSOE es escuchar sus opiniones. Llegado el momento, los socialistas darán a conocer su propuesta.

También evitó aclarar si habrá llamada telefónica a Puigdemont, como sí ha hecho esta semana con Junqueras. Ante las numerosas preguntas al respecto, el líder del PSOE se limitó a enfatizar que se reúne y habla con los grupos parlamentarios. Lo mismo respondió cuando se le preguntó sobre si hablará con Arnaldo Otegi, el líder de EH Bildu.

Pero como Junqueras no es diputado, Sánchez sí diferenció entre ERC y Junts, pues con los primeros llevan cinco años negociando acuerdos en el Congreso. Es más, manifestó que la estrategia política de los de Junqueras ha sido "coherente". Miembros del equipo negociador también destacaron las diferencias entre la relación del PSOE y ERC y la que los socialistas acaban de empezar con Junts. Uno de los ministros más cercanos a Sánchez subrayó que "con ERC la relación está más normalizada" y en ese marco situó la llamada del presidente al líder de los republicanos.

En todo caso, tanto Sánchez como sus ministros dejan claro que buscan un acuerdo más allá de la investidura. Como llevan haciendo en los últimos días, subrayan que no tiene sentido negociar solo los votos para que el presidente reedite la Moncloa si no hay compromiso a más largo plazo. "Esto no va de investidura, va de legislatura", ejemplificó una ministra implicada en las conversaciones. 

Ni Sánchez ni los miembros de su equipo que están inmersos en la negociación ponen fecha aún para el debate de investidura, más allá de bromear con el hecho de que tienen como día límite el 27 de noviembre, cuando se disolverían las Cortes Generales si para entonces no se hubiese elegido a un presidente. Sin embargo, otras fuentes presentes en las negociaciones subrayan que el presidente en funciones prepara su sesión de investidura para la semana del 6 de noviembre. De concretarse finalmente la fecha del debate, este sería entre los días 6 y 8 de noviembre, ya que el 9 es festivo en Madrid.

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