Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Cúmulo de malas decisiones

Alvaro Prieto, en una fotografía facilitada por el Córdoba CF.
Alvaro Prieto, en una fotografía facilitada por el Córdoba CF.
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Alvaro Prieto, en una fotografía facilitada por el Córdoba CF.

El caso de Álvaro Prieto es la suma de muchas malas decisiones. La primera no llevar el móvil con suficiente batería. No tener la previsión de saber que, si toda tu vida, tus datos, tu billete de tren, tus contactos, van en un dispositivo, las probabilidades de quedarte vendido son infinitas si ese dispositivo se estropea, se pierde, te lo roban o se queda sin batería como fue su caso.

La segunda, llegar con el tiempo justo a la estación, a coger ese tren que le hubiese llevado de vuelta a casa, sano y salvo. La siguiente llegó cuando el revisor del tren, en un exceso de celo por su trabajo, decidió que no podía ir en ese tren sin un billete que lo acreditara, sin una documentación que le dijera que ese tren era el suyo. Dijera lo que dijera Álvaro no le sirvió, de hecho, no le ayudó demasiado porque acabó intentando entrar en otro tren y finalmente, echado de la estación.

Lo que pasó a partir de ahí lo determinarán las cámaras de seguridad. Se le ve salir de la estación por la calle. Y, ¿después?. Después nada hasta el lunes, cuando otra mala decisión hizo que la imagen de sus pies colgando por el vagón de un tren en marcha se hiciera viral. Fue una imagen impactante, dolorosa e innecesaria, sí. El equipo que estaba en esa estación supo lo que había grabado, le da tiempo incluso a llamar a los amigos de Álvaro para confirmar que esas son sus zapatillas (es, al menos, lo que cuenta el reportero en su directo). Le tendría que haber dado tiempo a avisar a Madrid o al menos ese debería de haber sido el procedimiento. Fue una mala decisión, un error del que luego pidieron perdón, sí, un error muy doloroso para la familia y, desde luego, muy terrible.

Ese tren iba circulando sin que nadie se percatara de que el cuerpo de Álvaro iba colgando entre dos vagones. Podría haber recorrido una distancia mayor. Los equipos de búsqueda, que habían estado rastreando esa zona la tarde y noche anterior, no lo vieron. Precisamente esa zona de cocheras no la peinaron y ese fue el enésimo error o mala decisión que se suma a todos los que tiene este caso.

Lo peor de esta historia es que Álvaro ya no volverá a su casa. Solo tenía 18 años. Tenía toda la vida por delante, muchas fiestas a las que acudir, muchos partidos de fútbol que jugar, muchos sueños por cumplir. El dolor de esos padres no puedo ni imaginármelo. Es el mayor temor, yo diría más bien pánico, que tienes cuando tus hijos empiezan a salir solos por la noche, que les pase algo, que no vuelvan a casa.

Así que la única buena decisión que se puede tomar con todo esto es dejar tranquilos a esos padres, a esa familia, dejarlos en paz con su duelo y respetarlo. Nada más. Y los demás, tomemos nota de todo esto para que no se repita. No se pueden cometer tantas malas decisiones a la vez.

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