Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

El horror provocado

Mujeres palestinas junto a edificios destruidos por ataques aéreos israelíes en Nuseirat, en Gaza.
Mujeres palestinas junto a edificios destruidos por ataques aéreos israelíes en Nuseirat, en Gaza.
AP / LAPRESSE / Hatem Moussa
Mujeres palestinas junto a edificios destruidos por ataques aéreos israelíes en Nuseirat, en Gaza.

En Alemania (y en más sitios) empiezan a aparecer estrellas de David pintadas en la entrada de las casas de los ciudadanos judíos. Ya hemos visto eso antes, o lo vieron quienes vivían allí en los tiempos de Hitler. Es una invitación al crimen. Veo un vídeo propagandístico de Hamás, el grupo terrorista y yihadista que controla la Franja de Gaza, en el que se desentierran tuberías de agua financiadas con dinero de la UE (nuestro dinero) para usarlas como lanzacohetes. Son dos ejemplos nada más. Hay muchísimos.

El espanto, el puro horror, la contemplación del Mal en vivo y en directo nos mantiene sin respiración mientras vemos el Apocalipsis que se abate sobre la población civil en Gaza. Miles de personas en toda Europa salen a las calles para protestar contra Israel. Son, en su mayoría, gentes de izquierdas. Ciudadanos que defienden la libertad, la igualdad, la justicia, el bienestar social. Personas progresistas que no tolerarían vivir bajo una dictadura teocrática, represiva, discriminatoria hacia la mujer y enemiga frontal de todo intento de paz, como la que ha impuesto Hamás a la población civil de Gaza.

Esas personas que protestan, sin duda con la mejor intención, parecen haber olvidado a toda velocidad lo que pasó el 7 de octubre pasado. Los terroristas de Hamás entraron en Israel por treinta sitios. Asesinaron a 1.400 personas en pocas horas. Mataron a niños delante de sus padres, y luego a los padres. Dispararon contra los 3.000 chavales que había en una fiesta musical al aire libre y acabaron con más de 240. Decapitaron a gente. Secuestraron a 200 personas para usarlas como escudos humanos… que es lo que están haciendo, en realidad, con toda la población civil de Gaza.

Todo eso es lo que ya no recuerdan los manifestantes propalestinos de Europa (también en España), todo eso es lo que se le ha ido de la cabeza a Ione Belarra y a los suyos, todo eso es lo que ignoran los que pintan las estrellas en las casas de los judíos. Con su apoyo a la población civil de Gaza (apoyo que nadie podría negar, desde luego, porque su sufrimiento es horrible) están haciéndole el juego a Hamás, un grupo de asesinos que solo se diferencia de los que provocaron la matanza de Atocha en que son mucho más numerosos. Y mucho mejor armados.

Hamás sabía lo que iba a pasar. Hamás sabía que la respuesta de Israel sería terrible. Lo sabían y no les importó un rábano. Esto que ahora vemos es lo que pretendían provocar. Usan a la población civil como pretexto, como carne de cañón, como peones que se sacrifican en una partida de ajedrez. Lo que buscaban eran las imágenes terribles de la gente muriendo por las calles, de los bombardeos, de los hospitales colapsados, de los niños sin agua para beber. Y en Occidente, todo el mundo espantado. Eso es lo que pretendían los de Hamás. Y lo han conseguido. ¿Que mueren unos miles o unas decenas de miles de civiles inocentes? Bueno, qué más da: para eso están. Y, total, hay muchos…

Este es un terrible asunto en el que no hay buenos y malos. Todos son malos. Nunca, en toda mi vida, he entendido cómo gente que se dice de izquierdas puede apoyar a una organización criminal que defiende todo lo contrario de lo que ellos piensan, que ha establecido en Gaza una tiranía teocrática al estilo de Irán (que es quien les apoya) y que es enemigo frontal de la democracia que esos manifestantes dicen defender.

Pero hace ya mucho tiempo que dejé de creer que el ser humano es coherente. Esto que vemos, que es el horror en estado puro, lo demuestra.

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