La UE refuerza su vigilancia ante un posible aumento de la "radicalización" en Europa por la guerra entre Israel y Hamás

Marlaska da inicio a la reunión en Bruselas.
Marlaska da inicio a la reunión en Bruselas.
FRANCOIS LENOIR
Marlaska da inicio a la reunión en Bruselas.

La Unión Europea trata de reaccionar ante la guerra entre Israel y Hamás y los Estados miembros han acordado la activación, bajo la presidencia española del Consejo, del mecanismo de Respuesta Política Integrada a las Crisis (IPCR, por sus siglas en inglés), que permitirá hacer un seguimiento periódico de cómo el conflicto puede acabar influyendo en el grupo comunitario, en aspectos como la seguridad, la migración o la lucha antiterrorista. Y es que entre los 27 hay una preocupación importante por un posible aumento "de la radicalización y de la polarización".

Esa vía sirve para reunir a un grupo de expertos que hagan la vigilancia encargada, y que mantendrá su primer encuentro este mismo viernes, tal como han confirmado fuentes comunitarias a 20minutos. Más allá de esto no ha habido conclusiones del Consejo de ministros del Interior celebrado este jueves en Bruselas. Asimismo, más de diez países han incluido ya controles en sus fronteras como medida de prevención.

Cuando se produce una crisis o catástrofe, ya sea natural o provocada por el hombre, la UE puede utilizar varios mecanismos sectoriales de respuesta a las crisis para prestar ayuda y resolver la situación. Los mecanismos de respuesta política integrada a las crisis (RIPC) apoyan la toma de decisiones rápida y coordinada a nivel político de la UE en caso de crisis graves y complejas, incluidos los actos de terrorismo. Mediante este mecanismo, la Presidencia del Consejo -que en este caso está en manos de España hasta el próximo mes de diciembre- coordina la respuesta política a la crisis reuniendo a las instituciones de la UE, los Estados miembros afectados (que en este caso son todos) y otros actores clave, como podrían ser los socios del bloque en Oriente Próximo.

"Nos preocupa la radicalización, la polarización, en un contexto de violencia en Oriente Próximo", sostuvo en este sentido el ministro español del Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska, a su llegada a la cumbre de ministros del ramo en la capital comunitaria. Marlaksa, de hecho, ha lamentado que esta "polarización" pueda dar lugar a un aumento de los delitos de odio en Europa, y pide trabajar intensamente para evitarlo.

Ahora mismo las cifras de víctimas mortales superan las 3.000 en Gaza y las 1.400 en Israel, y el ministro del Interior pide "condenar todos los ataques y solidarizarse con todas ellas". Además, el análisis que quieren hacer los Estados miembros no se refiere solamente a un posible aumento de los ataques yihadistas, como el que se dio este pasado lunes en Bruselas con dos muertos, sino también a una reacción de las fuerzas radicales de extrema derecha.

La UE ya trató este miércoles de cerrar filas desde el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Allí, el ministro español de Exteriores en funciones, José Manuel Albares reiteró que Israel tiene todo el derecho a defenderse de los ataques terroristas de Hamás. Pero tiene que hacerlo de acuerdo al Derecho Internacional y Humanitario con el objetivo de proteger a la población civil. "Europa debe luchar contra el terrorismo y apoyar a la población civil: la barbarie no puede triunfar", sentenció. La Eurocámara de hecho ha aprobado este jueves una resolución en la que pide una pausa en el conflicto para que se pueda efectuar la evacuación de civiles.

Por su parte, el Alto Representante, Josep Borrell, hizo hincapié en que la Unión debe basar la respuesta en cuatro pilares: "Firmeza, humanidad, coherencia política y actitud proactiva para resolver el conflicto". Además, quiso dejar claro que es "compatible" condenar "los ataques terroristas" y a su vez "condenar los ataques contra la población civil".

Cortar el agua a una población no es compatible con el derecho de la guerra

Borrell repitió dónde están los límites de la guerra, porque esta, dijo, "tiene unas reglas" y es necesario tenerlas en cuenta. "Están acuñadas en el Derecho Internacional y lo hemos dicho referidos a otros conflictos. Cortar el agua a una población no es compatible con el derecho de la guerra", explicó. En este sentido, recordó la importancia de los Acuerdos de Oslo y, defendiendo la posición tradicional de la UE, se puso al lado de la solución de dos Estados. "Si no paramos el ciclo de la violencia, se volverá a repetir en unos años", avisó.

Con todo, el jefe de la diplomacia europea considera que es clave explorar las vías necesarias para la paz. "No vendrá sola, hay que construirla y la comunidad internacional no ha hecho todo lo que debería haber hecho para llevar a la práctica los acuerdos de Oslo", sostuvo, mientras pedía de nuevo "no responsabilizar a todos los gazatíes de las atrocidades que comete y ha cometido Hamás".

"¿En qué lamentar una tragedia me quita fuerza moral para lamentar otra?", se preguntó Borrell en su turno de réplica, antes de terminar su intervención. "La fuerza moral para condenar algo la tengo si condeno otra cosa igual cuando ha sido hecha en otro lugar, por otra gente quizás más cercana a mí. Y si no comprendemos esto no podemos ser útiles para intentar resolver el conflicto", concluyó. Sobre esto, además, aseguró que la UE "carecería de autoridad moral" si solo denunciase matanzas de civiles en Ucrania, al hilo de la invasión rusa del país.

También los Estados miembros, que son los que tienen la competencia exterior de la UE, han terminado de cerrar filas con un comunicado conjunto en el que condenan "de manera firme" los ataques terroristas de Hamás y piden la liberación de los rehenes, instan a Israel a que se defienda de acuerdo a las normas internacionales, buscan asegurar la llegada de ayuda humanitaria y se comprometen a trabajar "por una paz duradera" con los socios de la Unión en Oriente Medio.

En ese escenario, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, recordó la necesidad de que Gaza cuente con las necesidades básicas cubiertas al tiempo que pidió, de nuevo, la liberación de los secuestrados de Hamás -entre los que está el español Iván Illarramendi- "sin condiciones" de ningún tipo. Los Estados miembros, al tiempo, trataron las vías para que los ciudadanos europeos puedan salir de las zonas afectadas. "Los civiles tienen que ser protegidos", terminó.

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