Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

¡A recoger!

Señalizaciones excepcionales en Barcelona.
Señalizaciones excepcionales en Barcelona.
Joan Ferran
Señalizaciones excepcionales en Barcelona.

Un columnista, un opinador, tiene un punto de justiciero. A veces loa las cosas que se hacen bien y en otras ocasiones reprueba las que se hacen mal. 

Al que escribe en un medio de comunicación serio se le exige que persiga la ecuanimidad, sí, ese estado mental que huye tanto de la falsedad como del buenismo. Y, si de impartir un poco de justicia se trata, les diré que la limpieza de Barcelona ha mejorado, que el diálogo entre sus principales actores parece funcionar y que se atisban propuestas interesantes de ámbito metropolitano. Pero en la valoración de la gestión de las grandes urbes también cuentan los detalles, las pequeñas cosas, los acabados que denotan si hay mimo o rutina burocrática en la acción de gobierno. 

Me explicaré. En algunas céntricas calles de la ciudad malviven colgados de las farolas, carteles y avisos municipales anunciando carreras, filmaciones, obras o actividades lúdicas. Nada que objetar al respecto si de lo que se trata es de informar al ciudadano. Ahora bien, cuando esas antiestéticas placas amarillas de plástico duro con indicaciones y prohibiciones se perpetúan durante semanas tras el evento anunciado, algo falla. 

Recuerdo que siendo niño el maestro de mi escuela, al concluir la hora de clase, pronunciaba una frase que los alumnos jaleábamos con alborozo: ¡A recoger! A partir de ese instante cada cosa volvía a su lugar. ¿Sería mucho pedir que los mismos encargados de colgar avisos y carteles los retiraran tras su fecha de caducidad? Recoger es ‘endreçar’.

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