A poco más de una semana para que termine el plazo que PSOE y Sumar se autoimpusieron para cerrar un programa de gobierno, las conversaciones siguen. La reducción de la jornada laboral es una de las peticiones de la formación de Yolanda Díaz y en el ala socialista del Ejecutivo no lo ven con malos ojos, aunque no creen que sea lo prioritario para la legislatura que acaba de comenzar. Al menos es la posición que defiende la vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño, que cree que es un debate que debe abordarse en el diálogo social y pone el foco en seguir creando empleo.

"Que en la próxima legislatura logremos el pleno empleo efectivo porque es la medida correcta y así permitirnos tener una perspectiva de crecimiento fuerte y de mayor estabilidad en los años posteriores", ha defendido la también ministra de Asuntos Económicos en una entrevista en TVE este lunes en la que ha defendido que esa "debe ser la prioridad" del Ejecutivo. En su intervención, la vicepresidenta primera ha reconocido que la reducción de la jornada es un tema que va a estar presente en el debate político en los próximos años y ha apuntado que el programa electoral de los socialistas ya señalaba que se abordará "dentro de la negociación colectiva y del diálogo social". Ello, diferenciando su incidencia según el tipo de trabajo, al igual que ocurrió con el empleo en remoto. 

De esta manera, Calviño, peso pesado en la redacción del programa económico del PSOE, no ha deshechado la petición de Sumar -o, al menos, no ha mostrado tantas reticencias como solía hacerlo con otras medidas planteadas por Yolanda Díaz en la anterior legislatura- pero ha insistido en que la "prioridad para la próxima legislatura tiene que ser acabar con el desempleo que hay en nuestro país". "Esa lacra del desempleo que arrastramos desde hace décadas y que pone a España en una posición anómala con respecto al resto de los países europeos", ha declarado.

Sánchez, ante los empresarios en Nueva York: "Tengo muchas ganas de formar Gobierno"

El planteamiento socialista de alcanzar el pleno empleo formó parte de la campaña electoral para las últimas elecciones generales del pasado 23 de julio. La meta que se pusieron tanto el presidente Pedro Sánchez como Calviño fue bajar la tasa de paro estructural al 8%, reducir a la mitad el porcentaje de paro juvenil -del 23% en menores de 20 años- y de larga duración -en torno al 5% en parados con más de un año sin empleo-. Para ello, planteaban pactar con los sindicatos medidas para recualificar trabajadores, ajustar mejor la oferta y la demanda, un plan de choque de empleo juvenil y un plan de protección activa a los parados de larga duración.

Además, no es solo una promesa electoral, sino que el Gobierno en funciones ha incluido en el plan presupuestario una previsión optimista respecto al empleo. Sin ir más lejos, el Ejecutivo confía en que entre este año y el próximo se crearán más de 700.000 puestos de trabajo a tiempo completo. Y el objetivo podría ser viable si se tienen en cuenta los indicadores del mercado de trabajo en lo que llevamos de año: entre el segundo trimestre de 2023 y su equivalente en 2022, se han creado alrededor de medio millón de empleos, por lo que con que 2023 sumara 200.000 puestos de trabajo más sería suficiente.

Esto es similar a lo expuesto por el presidente Pedro Sánchez ante los empresarios en su último viaje a Nueva York, el pasado mes de septiembre. "Debemos romper el suelo del 8% de paro estructural" y rebajarlo a la mitad, al 4%, fijo ante los empresarios, a quienes también dejó entrever que podrían adoptarse medidas para aplicar la reducción de la jornada laboral. Y es que el jefe del Ejecutivo, todavía pendiente de celebrar su investidura, abrió la puerta a "mejorar la calidad de vida" de los trabajadores, "con el debate del uso del tiempo y fórmulas de organización del trabajo con un cambio cultural e impulsando las jornadas flexibles".