Medio Ambiente

Día Mundial contra el Cambio Climático

Crisis climática: ¿en qué punto nos encontramos y qué nos espera?

Los impactos del cambio climático ya son visibles.
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El cambio climático ya es una realidad que está transformando nuestro planeta. Los datos científicos son claros: las temperaturas globales están aumentando a un ritmo alarmante debido a la acumulación de gases de efecto invernadero. Esto está provocando que los eventos climáticos extremos se hayan vuelto cada vez más frecuentes y mortales.

«Estamos en un momento delicado porque el objetivo de 1,5ºC de aumento térmico en nuestro planeta, respecto a la temperatura existente en 1860, que se estimaba como límite de la subida de temperatura para el presente siglo, seguramente se alcanzará en la próxima década. De manera que todo está ocurriendo con mucha y preocupante aceleración», explica Jorge Olcina, catedrático de Geografía y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.

Con todo esto sobre la mesa, queda claro que el cambio climático no es solo un problema que vaya a afectar a las futuras generaciones, sus impactos ya están aquí. El Día Internacional contra el Cambio Climático, que se celebra cada 24 de octubre, es un recordatorio de la necesidad urgente de abordar este asunto de manera colectiva y tomar medidas concretas para mitigar sus impactos.

Presente

Según datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en los últimos 150 años la temperatura media ha aumentado casi 0,8ºC en todo el mundo y en torno a 1ºC en Europa. Debido a esto, ya se han perdido alrededor de tres cuartas partes de la superficie de hielo marino ártico.

Las olas de frío y de calor o las sequías e inundaciones son algunas de las variables que han aumentado su frecuencia y voracidad en los últimos tiempos. Así lo corrobora Olcina: «En España. los tres efectos más evidentes del cambio climático son: la pérdida de confort térmico, una mayor irregularidad en las precipitaciones y un desarrollo más frecuente de eventos atmosféricos extremos».

Por otro lado, debido a este aumento de la temperatura, cada vez convivimos con más incendios de alta intensidad que sobrepasan los esfuerzos de los equipos de extinción. Tanto es así que en Europa se han quemado más de 3 millones de hectáreas de bosque mediterráneo en los últimos 15 años, como resalta Greenpeace en su último estudio sobre el cambio climático.

Sin duda estos son los efectos más notables, pero hay muchos otros que derivan de esta situación. El cambio climático está provocando la desaparición o alteración de los ecosistemas, algo que origina una importante pérdida de biodiversidad. Esta problemática también amenaza la supervivencia humana. Las olas de calor y de frío tienen graves consecuencias para la salud pública, ya que pueden agravar las enfermedades cardiovasculares y respiratorias e incluso pueden causar la muerte.

Futuro

La actuación ante el cambio climático no puede esperar más. Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin control, la temperatura global seguirá aumentando provocando consecuencias cada vez más graves, como una pérdida masiva de biodiversidad y la proliferación de eventos climáticos extremos aún más destructivos.

«Las peores previsiones de calentamiento señalan la posibilidad de que la temperatura terrestre alcance o supere un aumento de 4ºC a finales de este siglo. Este cambio en los ecosistemas terrestres sería terrible por la implicación que ello tiene para las actividades que desarrolla el ser humano sobre la Tierra», especifica el catedrático.

En los últimos 150 años, la temperatura media ha aumentado casi 0,8ºC en todo el mundo.
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Los bosques cumplen un papel esencial para frenar el cambio climático. Además de preservar los existentes, las reservas de carbono en suelo y reducir las emisiones de la agricultura, es necesario llevar a cabo acciones de conservación y restauración de ecosistemas terrestres.

Además, es imprescindible cambiar la política hidráulica para mitigar los efectos de la desertificación y las sequías. Desde Greenpeace señalan que hay que perseguir la sobreexplotación y la contaminación de los recursos hídricos, así como la proliferación de pozos ilegales.

Según la Organización Mundial de la Salud, el cambio climático no va a generar nuevas enfermedades, sino que va a aumentar los casos de las ya existentes. También hay que hablar de las enfermedades tropicales. La subida de la temperatura media favorecerá las condiciones para que aparezcan nuevos tipos de mosquitos, que traerán consigo enfermedades contagiosas. Además, como una de las consecuencias de la subida de la temperatura del planeta es un mayor registro de incendios, también aumentarán las afecciones respiratorias.

Los bosques cumplen un papel esencial para frenar el cambio climático.

Sin embargo, no todo está perdido. A pesar de la gravedad de la situación, existen soluciones tecnológicas y políticas que pueden reducir nuestras emisiones de manera significativa. Entre ellas, la transición a fuentes de energía renovable, la mejora de la eficiencia energética y la promoción del transporte sostenible.

Además, debemos fortalecer nuestras comunidades y sistemas para resistir a los impactos del cambio climático. Esto incluye la inversión en infraestructura resistente al clima, la conservación de ecosistemas que actúan como barreras naturales contra inundaciones y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, entre otras.

«A este ritmo de emisiones, alcanzaremos el +1,5º C dentro de unos años y los +2ºC antes de 2050. Esto será un verdadero desastre para la economía mundial y para la salud del planeta», advierte Olcina.

La esperanza principal de la comunidad científica es que la fusión nuclear avance y llegue a ser una fuente de energía accesible para todo el mundo. Nuestro futuro depende de la acción que tomemos hoy pues, si no, será muy incierto.

Ciudades atrapadas en islas de calor

  • El fenómeno de las islas de calor urbanas está causado por la acumulación de asfalto, hormigón y estructuras en las ciudades, lo que contribuye al aumento de las temperaturas nocturnas y afecta negativamente a la salud humana. 

    La investigación de la Unidad de Cambio Climático y Salud del Instituto de Salud Carlos III revela que las islas de calor, combinadas con el cambio climático y la contaminación, aumentan el riesgo de hospitalizaciones y fallecimientos en los núcleos urbanos. 

    Con más de 6.500 millones de personas previstas para vivir en ciudades en 2050, las islas de calor se vuelven un desafío cada vez más crítico. Los climatólogos y urbanistas subrayan la necesidad de ‘reverdecer’ las urbes, aumentando tanto los parques como la vegetación en las calles y los tejados.

    Numerosos estudios muestran que la plantación de árboles puede reducir significativamente la necesidad de aire acondicionado. La cobertura vegetal no solo mitiga el efecto de las islas de calor, sino que también absorbe CO2, beneficiando tanto la salud como el medio ambiente.
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