Itziar Pascual, dramaturga: "Creo que el acceso pleno a todas las artes en la infancia debería ser un objetivo de país"
- Premio Nacional de Artes Escénicas para la Juventud 2019, acaba de publicar 'Días azules y sol de infancia'.
- Una de las historias de este volumen, 'Pepito', será representada en las Naves del Español en noviembre.
- Pilar Adón, Premio Nacional de Narrativa 2023 por su libro 'De bestias y aves'.
Itziar Pascual (Madrid, 1967) ha consagrado su instinto y emoción al teatro, la formación y la investigación de este género, en el que ha obtenido innumerables premios. Uno de los más importantes lo conquistó en 2019: el Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud que concede el Ministerio de Cultura. Para Pascual, traducida y representada en distintos países, la libertad, la identidad, el pasado, el dolor, la felicidad y la amargura son asuntos que se abrazan entre sí, vitales y teatrales. La dramaturga acaba de publicar Días azules y sol de infancia, un volumen editado por Punto de vista editores que recoge siete piezas para niños que sus mayores deberían leer. De hecho, Pepito (Una historia de vida para niños y abuelos) va a ser representada en las Naves del Español (Madrid) el próximo mes de noviembre.
¿Es el teatro el hermano pobre de las artes literarias?Yo diría que es el único arte literario que sirve a dos amos: el lector y el espectador. La literatura dramática se escribe para ser representada, pero también para ser leída. Alfonso Sastre, un gran defensor del teatro para niños, estimaba que el autor teatral vive una condición paradójica: entre escritores es alguien de teatro; entre gentes de teatro, es un hombre de letras.
¿Los niños aprenden más rápido sobre este género que los adultos? Niñas y niños perciben con enorme facilidad el proceso imaginario. Eso les da una oportunidad maravillosa para apreciar el juego simbólico que es el teatro.
No tengo apego al pasado. La mejor obra está por escribir
Igual que hay clases extraescolares de baloncesto, rugby, inglés... en los colegios, ¿debería haber clases de teatro? ¿Eso haría más libres y desinhibidos a los futuros adultos?Creo que el acceso pleno a todas las artes en primera infancia debería ser un objetivo de país. El teatro, sin duda, y con él la danza, la música, la expresión plástica, son experiencias imprescindibles para el ser humano. No para saber más y ser más cultos: para ser ciudadanos.
De todas las piezas que integran su libro Días azules y son de infancia, ¿cuál es la que más le gusta personalmente? ¿Por qué?No tengo apego al pasado. La mejor obra es la que está por escribir. Ahora bien, siento especial afecto por las obras que están vivas en el escenario. Es el caso de Pepito (Una historia de vida para niños y abuelos), que se representará el próximo mes de noviembre en Naves del Matadero, con dirección escénica de Carmen Losa e interpretación de Leyre Abadía. Pepito… es la historia de un niño madrileño, que nace en los primeros años del siglo pasado. Se enfrenta a la guerra, al hambre, a los bombardeos, a la enfermedad, a la soledad… En distintas ocasiones de su vida, la Pena viene a buscarlo. Pero él, a pesar de todo, defiende la alegría.
¿Qué tiene el teatro de poético? Este libro tiene mucha lírica.El teatro es poesía en acción. Toda la historia del teatro es la historia de poetas que escriben para la escena: Esquilo, Shakespeare, Lope de Vega, Moliére o Racine, son poetas.
¿Qué autor teatral es su predilecto entre los clásicos y entre los actuales?No tengo un autor predilecto entre los clásicos. Ellos son, como decía Italo Calvino, el alimento que permite trascender el ruido de fondo diario. Entre los contemporáneos siento debilidad por Suzanne Lebeau, seguramente una de las autoras más importantes del teatro para la infancia en todo el mundo. Es una mujer a la que admiro profundamente como artista, y además es mi amiga. También estimo el trabajo creativo de Maribel Carrasco, Sara Pinet, Blanca Felipe Rivero, Lola Fernández de Sevilla, Nieves Rodríguez Rodríguez y Jana Pacheco, todas ellas, excelentes dramaturgas para la infancia.
¿Qué le debe a sus alumnos y a sus espectadores?A mi alumnado, la oportunidad de compartir las mejores preguntas, de dudar, de horadar el horizonte de lo sabido y de lo conocido. A mis espectadores, el desafío de comprometerme con lo que hago y de buscar un espacio común de diálogo.
Mi mejor recuerdo de infancia son mi abuela leyendo y el peor los gigantes en el pasillo
¿Cuál es su mejor recuerdo de infancia?Las sobremesas en las tardes de verano, con mi abuela leyendo en un gran sillón de orejas.
¿Y el peor?Los gigantes en el umbral del pasillo, las noches de fiebre.
¿Todo es digno de ser llevado al teatro, tanto lo bueno como lo malo?Defiendo que no hay temas o cuestiones prohibidas en el teatro para la infancia. La lucha es encontrar el modo de hacerlo, evitando la literalidad y la banalidad del shock.
Me decía el otro día una actriz que es una pena que en la televisión pública no se haga ahora teatro. ¿Está de acuerdo con esa afirmación o el teatro hay que verlo en el teatro?Todos, todos los espacios de divulgación, difusión y promoción del teatro son bienvenidos. Nadie puede amar lo que desconoce.