Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Esa gente que pasa frío por la moda

El frío es una cuestión mental. Que se vea el tatuaje.
El frío es una cuestión mental. Que se vea el tatuaje.
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El frío es una cuestión mental. Que se vea el tatuaje.

El frío ha llegado y está de moda y, por supuesto, está -siempre lo estuvo- en la moda. No es nuevo, aunque siempre hay incorporaciones muy interesantes a esta curiosa costumbre de morirse de frío para llevar o dejar de llevar algunas prendas que están de moda. El pantalón pitillo, ese amigo del embutido humano que, pese a la insistencia de muchos, no acaba de irse, sigue ayudándonos a verle el tobillo a un grupo respetable de la población que puede ir abrigado hasta el cuello, incluso con capucha, pero que deja al aire esa parte de su anatomía por compromiso con la moda y con el riguroso embutido de la pierna.

Esto de embutirse era patrimonio de roqueros y, por supuesto, de jevis, pero hace ya un tiempo que son los pijos los que han tomado el relevo y no parecen ceder posiciones. Leo en revistas de moda que el pitillo pasó y que ya no gusta. Veo a chicas en TikTok celebrando que su novio ya no se embute y ha dejado atrás con ello el peligro de gangrena y esterilidad, pero aún así, es difícil luchar contra el fenómeno de la militancia y la emulación que, como el frío, se cuela por cualquier rendija.

Además de la tirita, el exiguo echarpe, la plantilla de gel, el bolso en el que no cabe nada y la pijoalpargata redentora, las bodas son otro festival del frío, una condena a la glaciación más para ellas que para ellos, pero también para ellos. Casarse en los meses de otoño e invierno es invitar a un nutrido grupo de personas al resfriado, además de a pagar el cubierto, lidiar con el ridículo en varios momentos del día y esas cosas que tanto nos gustan.

El elemento de moda que no es prenda, ni tejido, ni complemento, pero sí que ayuda a pasar frío del bueno es el tatuaje.

Dice mi padre que si no tapa el culo no es abrigo y tiene razón. En este sentido, la moda es caprichosa y hay temporadas en las que la tela no pasa de la cintura y otras en las que apunta al tobillo. Ni tanto ni tan calvo, siempre hay un término medio. Pero, sin duda, el elemento de moda que no es prenda, ni tejido, ni complemento, pero sí que ayuda a pasar frío del bueno es el tatuaje. Hace un tiempo el tatuaje era secreto, misterioso y recóndito, habitante de zonas fronterizas, poco aparente y pensado para enseñar en la intimidad. Ahora la cosa ha cambiado.

Hay gente que se muere de frío para enseñar el tatuaje y esta novedad es interesante y divertida ya que escapa de la voluntad de las firmas de moda y de las revistas dirigidas por diablas vestidas de Prada. El tatuaje es una inversión de tiempo, dinero, dolor y argumentación motivacional y no puede quedar tapado jamás, nieve o truene. El tatuaje es identidad, proyección y actitud y por lo tanto, debe congelarse siempre como se congela una nariz. Abríguense.

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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