Calviño deberá esperar: ni reforma de reglas fiscales ni (de momento) presidencia del BEI

La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.
La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.
JALALA MORCHIDI / EFE
La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.

Pedro Sánchez tendrá su investidura, así que su espera, larga y tediosa por las exigencias de Junts y de Puigdemont, se ha terminado. Pero Nadia Calviño sigue inmersa en la suya, y parece que los dos grandes objetivos que se había marcado todavía no se van a cerrar: por ahora ni reforma de las reglas fiscales ni visto bueno a su cargo de presidenta del Banco Europeo de Inversiones. ¿Por qué? Porque los 27 siguen en conversaciones y por lo pronto han decidido aplazar a diciembre cualquier tipo de decisión. España se juega mucho en ambos asuntos.

"Son asuntos que no se pueden cerrar con prisas y los debates son complicados, son decisiones importantes para la UE", resumen las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos en una jornada en la que los ministros de Economía de los 27 se han reunido en Bruselas para seguir tratando estas líneas. A nivel global, de hecho, cobra más importancia una reforma de las reglas fiscales que para algunos Estados miembros es ya "urgente desde hace tiempo", sobre todo a raíz de la pandemia de Covid, precisamente el punto desde el cual los límites de deuda y déficit están en suspenso.

Con todo, fue en noviembre de 2022 cuando la Comisión Europea presentó su propuesta para la reforma de las reglas fiscales, casi como pistoletazo de salida al debate. En ese plan el Ejecutivo comunitario incluyó mayor flexibilidad y unas normas adaptadas a las particularidades de cada Estado miembro, pero a cambio sugiere sanciones en caso de incumplimiento. Esas multas, que ya existen pero no se aplican, serían de menor cuantía pero se aplicarían automáticamente.

La meta es que cada uno de los 27 gestione la cuestión en función de su situación fiscal particular. La Comisión presentaría una senda de ajuste fiscal de referencia, que abarcaría un período de cuatro años, basada en su metodología de análisis de la sostenibilidad de la deuda. "Esta senda de ajuste de referencia debería garantizar que la deuda de los Estados miembros con problemas de endeudamiento importantes o medios se sitúe en una senda de descenso plausible, y que el déficit se mantenga de forma creíble por debajo del valor de referencia del 3% del PIB establecido en el Tratado", explicó Bruselas en su comunicado. 

No obstante, ese periodo de cuatro años puede reducirse a tres en el caso de las economías con una deuda "moderada" mientras que aquellos países con un nivel "bajo" no tendrán que realizar ajuste alguno. Por otro lado, la Comisión deja claro que el contacto sobre los planes no es solo entre cada socio y el propio Ejecutivo comunitario, sino que también tendrán que contar con el visto bueno del Consejo. 

"Los Estados miembros presentarían planes en los que se fijaría su trayectoria fiscal a medio plazo, así como sus compromisos prioritarios de reforma e inversión pública", añade la Comisión. Los Estados miembros podrían proponer un período de ajuste más largo, ampliando la senda de ajuste fiscal hasta tres años "cuando la senda esté respaldada por un conjunto de compromisos de reforma e inversión que apoyen la sostenibilidad de la deuda y respondan a las prioridades y objetivos comunes de la UE".

Cualquier idea tiene que ser matizada o alterada por los 27, y entre ellos sigue habiendo diferentes posiciones. Alemania opta por la ortodoxia y asegura que no se pueden cambiar las reglas ni relajarse porque eso provocaría "inestabilidad". Francia, en cambio, entiende que las normas tienen que adaptarse "a la realidad económica" de cada socio comunitario. Entretanto, España, que ostenta todavía la presidencia rotatoria del Consejo, es la voz más insistente en que la reforma tiene que ser profunda porque las reglas actuales "están caducas". Esta reunión del Ecofín pintaba a ser la definitiva, pero cualquier decisión se pospone al menos hasta el mes que viene.

De momento en la reunión de este jueves sí se dieron avances importantes gracias a algunas concesiones hechas precisamente por Berlín. "Es un progreso que se reconozca la idea de salvaguardas y puntos de referencia en relación con el ratio deuda-PIB y los déficits anuales, pero ahora lo que hay que considerar es el nivel de ambición, ahora se trata de hablar de números no solo de instrumentos", expresó el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner. Ante esto, Calviño se mostró optimista para allanar el camino hacia un "acuerdo amplio" a finales de este mes.

Lo mismo sucede con la presidencia del BEI. Calviño se mantiene como favorita junto a la actual comisaria europea de Competencia, la danesa Margrethe Vestager. Son precisamente Alemania y Francia quienes tienen que desvelar sus posiciones, y solo entonces se sabrá si el puesto es para la española, que según las fuentes consultadas en las últimas semanas parte como favorita. En ese punto entra en juego también la opción de Madrid como sede de la nueva agencia europea contra el blanqueo de capitales. Si el BEI lleva firma española, no lo hará la agencia, dicen las apuestas. De momento, noviembre no será el mes para estas fumatas blancas.

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