Carmelo Encinas Columnista de '20minutos'
OPINIÓN

Dignidad portuguesa

Antonio Costa presenta su dimisión como primer ministro de Portugal.
António Costa presenta su dimisión como primer ministro de Portugal.
EFE/JOSE SENA GOULAO
Antonio Costa presenta su dimisión como primer ministro de Portugal.

Hace tiempo que respeto y admiro a nuestro país vecino. Lo visito cuanto puedo y nunca me defrauda ni el paisaje ni el paisanaje. En las últimas décadas, Portugal se ha esforzado en dejar de ser aquel lugar atrasado y triste de antaño. En las circunstancias más adversas supo emprender una revolución pacífica y, a diferencia de España, no esperar a la muerte del dictador para acabar con la autarquía que le alejaba de los modelos democráticos imperantes en Europa. Al igual que aquí, hubo allí un antes y un después de su incorporación a la UE y supieron afrontar después crisis profundas con una responsabilidad encomiable.

En los últimos ocho años, el Gobierno de Lisboa lo encabezaba António Costa, un socialista que, además de ser referente para la izquierda, se había ganado la consideración y hasta el cariño de la clase política europea sin distinción de colores. Realista y pragmático, Costa, desprovisto de sectarismos, aplicó cuantas medidas entendió que podían contribuir al bienestar de sus ciudadanos. Así lo apreciaron los electores lusos cuando en enero del 22 le otorgaron una holgada mayoría absoluta que le permitió gobernar en solitario hasta el pasado martes. Ese día por la mañana funcionarios de policía a instancias de la Procuraduría General de la República irrumpían en la residencia del primer ministro en el marco de una investigación abierta contra él y su entorno por supuestos delitos de prevaricación, corrupción y tráfico de influencias. Esa misma mañana se producían registros en otros 42 domicilios, instituciones y empresas, y eran detenidos su jefe de gabinete y un empresario amigo personal de António Costa.

Aunque está por ver el alcance de los delitos y la implicación real de cada cual, el asunto no tiene buena pinta. La sorpresa de ese día fue doble cuando, sin pensarlo dos veces, Costa compareció en horas ante los medios para, proclamando su inocencia y confiando en la Justicia, anunciar su dimisión. "Una de las grandezas de la democracia –dijo– es que nadie está por encima de la ley", y añadió una frase que se nos antojó casi mágica: "La dignidad de las funciones del primer ministro no es compatible con ninguna sospecha sobre su integridad". Todo un presidente de Gobierno que se quita de en medio por entender que un cargo de esa envergadura institucional es incompatible con la sospecha siquiera de que pueda estar implicado en un asunto sucio como el que la Fiscalía portuguesa investiga.

Por muy odiosas que nos resulten siempre las comparaciones, quienes desde hace décadas seguimos de cerca la política española y sus excrecencias no podemos dejar de cotejar con envidia el proceder de António Costa con el de los líderes que aquí en España se han visto envueltos directa o indirectamente en asuntos de corrupción, tan graves o más que el investigado en Portugal. Ni en los ERES de Andalucía ni en la financiación ilegal del PP ni el aberrante caso Kitchen, en el que esta semana un exministro acusaba directamente a la dirección de su partido. En ninguno hubo dimisiones inmediatas por esa dignidad que invoca Costa. Tampoco mostraron dignidad alguna, ni pidieron el perdón que solo reclaman para ellos, esos líderes del procés que con dinero público arrastraron a Cataluña a una deriva disparatada que le costó la pérdida de empresas y competitividad.

No podemos dejar de cotejar con envidia el proceder de António Costa con el de los líderes que aquí en España se han visto envueltos directa o indirectamente en asuntos de corrupción

Es cierto eso que dicen de que "aquí no dimite ni dios" y, por lamentable que sea lo que ahora se denuncia en Portugal, cómo no envidiar el valor que allí le dan a la dignidad del cargo. De haber una confederación ibérica, como quería Saramago, los portugueses serían magníficos compatriotas.

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