Fracasos que son éxitos

¡Qué difícil es acertar! Atinar, dar en la diana y conseguir la fórmula de la Coca-Cola pero… ¡No es imposible! Y es que ‘imposible’ a veces solo significa ‘más difícil’…

A lo largo de la historia ha habido inventos exitosos que han surgido de fracasos. La penicilina, el microondas, las galletas con pepitas de chocolate o las patatas fritas fueron algunos inventos que surgieron de fracasos y que, con el tiempo, han acabado siendo triunfos.

En la música, por ejemplo, la mítica canción Skyscraper de Demi Lovato fue desechada por varias discográficas por no considerarla buena. Más tarde se convirtió en un himno. Lola Indigo fue la primera expulsada de OT, Britney Spears rechazó Umbrella, el primer gran éxito de Rihanna, y a los críticos de la época el Bohemian Rhapsody de Queen les pareció una basurilla… ¿Quién tiene la clave?

Estos días se ha estrenado en Netflix el documental de Robbie Williams. El británico saltó a la fama con solo 16 años como miembro del grupo Take That. Su éxito era arrollador en lo profesional, pero su fracaso en lo personal (por las adicciones) le hizo salir de la banda. Se sentía a la sombra de Gary Barlow y anhelaba (con rabia) el reconocimiento de su compañero.

Su primer disco en solitario fue un fiasco y la discográfica quería despedirle pero… el temazo Angels, que en principio pasó desapercibido, le alzó a los números uno de las listas. El fracaso de abandonar el grupo acabó siendo su puerta para iniciar una gran y exitosa carrera.

Aunque tengas días regulares, o incluso malos, y pese a que tus planes no te salgan a la perfección… Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. Es real que para conseguir el éxito hay que experimentar muchos fracasos y es cierto que el verdadero éxito es aprender a disfrutar del camino (y del fracaso).