Educación afectivo-sexual para personas con autismo: "En contra de lo que dicen los falsos mitos, tienen interés por las relaciones"

Imagen de una de las sesiones del programa de educación afectivo-sexual en Asperger Sevilla TEA.
Imagen de una de las sesiones del programa de educación afectivo-sexual.
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Imagen de una de las sesiones del programa de educación afectivo-sexual en Asperger Sevilla TEA.

Los programas de sexualidad suelen escasear. Además, los existentes no tienen en consideración a las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Estas personas presentan unas necesidades afectivo-sexuales específicas que quedan fuera de los programas clásicos. Al menos así lo ven en la asociación Asperger Sevilla TEA. Para paliar esta realidad, en la asociación hace tres años que pusieron en marcha un programa afectivo-sexual dirigido a sus usuarios y familias, así como el desarrollo de varias guías de divulgación que son de descarga online gratuita.

La asociación trabaja con personas con TEA grado 1, lo que antes se conocía como Síndrome de Asperger, y durante cada curso participan en el programa en torno a treinta personas y sus familias.

Daniel Plaza es psicólogo y director técnico de la asociación, además del responsable del programa afectivo-sexual. Llevan años identificando las necesidades concretas afectivo-sexuales que tienen las personas con TEA con las que trabajan. De ahí nació la idea para desarrollar este programa que cuenta con la financiación de la Consejería de Salud.

El programa se divide en dos grupos y en los dos trabajan juntos hombres y mujeres. Uno de los grupos es para personas con TEA de 14 a 18 años y el otro de 19 en adelante.

“En contra de lo que dicen los falsos mitos”, cuenta Daniel, “las personas con TEA tienen interés por las relaciones sociales, personales, afectivas”. Dadas las características propias del TEA, Daniel ha visto en demasiadas ocasiones cómo estas personas acumulan experiencias negativas en sus relaciones, lo que les hace caer en la inseguridad y vulnerabilidad. Que ellos tengan dificultades en las relaciones sociales no quiere decir que no puedan recibir formación “para tener relaciones sanas”, explica Daniel.

En contra de las personas con TEA juega que conforme van teniendo malas experiencias en sus relaciones, quieren tener menos, lo que provoca que al tener acceso a menos relaciones “tengan un menor aprendizaje de cómo son, por lo que se genera un círculo vicioso”, cuenta Daniel.

Daniel parte de la base de que muchas personas con TEA muestran una vulnerabilidad a nivel afectivo en cuanto a que suelen ser personas ingenuas, nobles, honestas. “Se pierden en las dobles intenciones, no tienen esa picardía que tenemos los demás. Por este motivo a veces se implican en relaciones abusivas sin darse cuenta”. Sucede también que el desarrollo físico no siempre es equiparable a su desarrollo emocional, lo que aumenta también su vulnerabilidad. “Por todo esto hacen falta programas específicos que atiendan sus necesidades”, defiende Daniel. El programa completa la terapia que cada persona con TEA recibe en la asociación.

Qué aprenden

El programa cuenta con diferentes módulos donde se trabajan muchas y diversas materias relacionadas con las necesidades concretas de las personas TEA. Por ejemplo, lo que una persona neurotípica sabe de manera implícita, una persona con TEA no. Por ese motivo a ellos hay que explicarles cosas como lo que se espera de ellos en una relación. También puede suceder que no sean conscientes de las repercusiones de su propio comportamiento o que tengan dificultades para ponerse en el lugar de la otra persona, ambos aspectos clave en la realidad afectivo-sexual.

Las personas con TEA suelen tener dificultades en las relaciones sociales, por eso es importante enseñarles las normas básicas de comportamiento y cómo se manejan las relaciones afectivo-sexuales, que son un nivel más que las relaciones sociales, cuenta Daniel. “Recuerdo un usuario adulto que me dijo que su pareja se había enfadado y él no entendía porqué. Ella le había dicho que habían quedado bastantes fines de semana con sus amigos, pero él quería volver a salir con ellos. Así que ella le dijo ‘como quieras’ en un tono de voz claramente de enfado. Así que se volvieron a ir con los amigos de él y al volver a casa ella estaba superenfadada y él no entendía nada porque ella le había dicho como quieras. A ellos les cuesta entender la comunicación no verbal, además de los dobles sentidos y las ironías, así que no entendió lo que su novia quiso decirle con el como quieras”. Daniel cuenta que este tipo de situaciones generan un sentimiento en la persona con TEA de no ser capaz de manejar la relación, lo que les suele generar frustración. “Les explicamos por qué tienen que hacer ciertas cosas y no hacer otras. Por ejemplo, si tu pareja llora, debes acompañarla”.

El programa está diseñado también para generar estrategias de autoprotección, aprender a poner límites, a decir que no. “Reforzar la autoestima, el autoconcepto, como forma de autoprotección”.

En el programa las partes afectiva y sexual van de la mano. Las dos patas son indispensables, en opinión de Daniel. Lo afectivo se trabaja a distintos niveles no solo de pareja, es importante también que las personas con TEA aprendan a decir te quiero a un amigo sin intención sexual.

En el programa trabajan también la genitalidad más allá de los aspectos más tradicionales. “Por ejemplo, trabajamos la funcionalidad a nivel de placer que hay en cada órgano”, cuenta Daniel.

Al final “todo lo que trabajamos, como la expresión de las emociones, les ayuda también en otros niveles de su vida. Que ellos ganen seguridad, que sientan que son capaces de involucrarse en relaciones… Porque me da rabia cuando veo que no se involucran en relaciones por miedo a hacerlo mal”, se queja Daniel.

El programa está funcionando muy bien y su responsable demanda que haya más en otros lugares de España. “Es importante que haya espacios de reflexión para que las personas con TEA analicen quiénes son y a dónde quieren llegar”.

Daniel se queja de que estos temas no se suelen hablar en casa, lo más común es que haya problemas de comunicación entre padres e hijos. Para cambiar esta realidad el programa cuenta con la participación de los padres. Es importante que los padres dejen a un lado la vergüenza o el pudor para poder comunicarse con sus hijos. “Hay que abrirse”, defiende Daniel. También sucede que hay padres que no es que no quieran, es que no conocen las distintas realidades. “Suele haber dificultades con temas de identidad y orientación, por eso es importante darles esa formación”.

Para Daniel la formación y el espacio que ofrecen el programa son vitales, no se puede dar por sentado el aprendizaje afectivo-sexual de las personas con TEA o confiarlo al método de prueba y error. “Ellos no van a aprender así y si lo hacen va a ser a costa de mucho sufrimiento”, concluye Daniel. 

Soy periodista social freelance, creadora del blog Grandes Minorías y ganadora de los Premios 20Blogs. En 20minutos, además de contar historias de personas que como sociedad solemos ignorar, a través de Grandes Minorías, informo sobre discapacidad en Capaces.

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