Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Palestina: ni equidistancia ni indiferencia

Edificios destruidos y columnas de humo por los ataques del Ejército de Israel contra la Franja de Gaza.
Edificios destruidos y columnas de humo por los ataques del Ejército de Israel contra la Franja de Gaza.
Europa Press
Edificios destruidos y columnas de humo por los ataques del Ejército de Israel contra la Franja de Gaza.

Que Israel tenga derecho a defenderse de los ataques de Hamás con medidas policiales y antiterroristas es una cosa, y otra muy diferente es que haya emprendido una respuesta militar indiscriminada que ha causado ya la muerte de miles de palestinos, incluyendo niños, atacando escuelas y hospitales, e imponiendo una situación de terror sobre toda la población civil con el fin de proceder a su expulsión de Gaza. La injusticia que sufre el pueblo palestino desde hace décadas no justifica el terrorismo de Hamás, pero tampoco se puede aceptar que Israel responda de la misma forma, actuando al margen del derecho internacional.

La repulsa y consternación que nos causó el bárbaro ataque de Hamás del pasado 7 de octubre, así como el rechazo a cualquier expresión de antisemitismo en Europa, no nos puede conducir a la equidistancia ni a la indiferencia. La fuerza dominante y la potencia ocupante es Israel, y las víctimas principales son los palestinos.

En España corremos el riesgo de centrar toda la conversación pública en un único tema, alrededor de la reciente investidura de Pedro Sánchez, de sus humillantes pactos con los independentistas y de la ley de amnistía que muy pronto se discutirá en el Congreso. Aunque el momento nos parezca grave, hemos de evitar que el clima de polarización nos lleve a olvidar o relegar otras preocupaciones, o que nuestras querellas internas nos hagan indiferentes ante el sufrimiento que se registra en otras partes del mundo.

Por eso, es imprescindible ahora mismo no insensibilizarnos ante las continuas informaciones que hablan de muerte y destrucción en Gaza. Y junto a ello debemos recordar también, como el pasado viernes declaró el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, que el actual episodio bélico «es el resultado de un fracaso colectivo, político y moral, de la comunidad internacional». El padecimiento palestino es la consecuencia de la incapacidad de las Naciones Unidas y de los principales países del mundo para imponer a Israel la solución tantas veces reclamada de los dos Estados.

Sin duda, estamos ante un conflicto de una enorme complejidad, con culpas en ambos lados. También de los estados árabes. Aunque el fracaso es colectivo, hay que señalar el papel de los EUA, que han consentido la política de ocupación de territorio palestino por parte de los sucesivos gobiernos israelís, con una ingente ayuda económica y militar.

Por desgracia, el drama que se arrastra desde hace tanto tiempo demuestra que el hecho de haber sido víctima, y el pueblo judío ha padecido de una manera singular a lo largo de la historia, no inmuniza a ninguna comunidad humana de comportarse de una forma igualmente reprobable.

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