Una cosa son las promesas y otras, los hechos, y si se aplica a los países que son los mayores productores de combustibles fósiles y a sus promesas para ir abandonándolos para que el calentamiento global no supere los 1,5ºC con respecto a niveles preindustriales, la realidad que cuentan sus planes reales de inversiones es todo lo contrario, que cuentan con extraer más en los próximos años, de modo que la temperatura de la atmósfera se disparará por encima de 1,5ºC y  también del umbral más modesto de 2ºC que se comprometieron a cumplir en los Acuerdos de París de 2015.

El Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) ha publicado este lunes una nueva edición de  su informe sobre la Brecha de Producción con el que desde 2019 compara las promesas de los principales países productores para reducir el uso de combustibles fósiles, responsables en un 90% de las emisiones de CO2 que provocan el calentamiento global, y sus planes reales de inversión en carbón, petróleo y gas.

Las conclusiones no pueden ser más decepcionantes en relación con las perspectivas de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) de que el uso de combustibles fósiles empezará a declinar antes de que termine esta década. Por el contrario, tomando en cuenta los planes de los 20 países más consumidores concluye que hasta 2030 seguirá el incremento de producción en carbón y la de petróleo y gas "al menos" hasta 2050, el año que regiones como la UE o Estados Unidos se han comprometido a alcanzar la neutralidad de emisiones. Esta tampoco se logrará, prosigue el informe, porque de momento no hay tecnologías para capturar de forma eficaz las emisiones de CO2.

Más del doble

"A pesar de los signos esperanzadores de una emergente transición energética limpia, los gobiernos del mundo siguen planeando producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de los que serían coherentes con limitar el calentamiento a 1,5ºC", dice el UNEP, que añade que tampoco lo sería con el límite de 2ºC que a muchos países y sobre todo a los activistas climáticos ya no les sirve para frenar el calentamiento global.

UNEP

Estas conclusiones se basan en el análisis de los planes sobre producción e inversiones en carbón, petróleo y gas de los 20 principales países productores de unas materias primas que después se comercian por todo el mundo. En total, concentran el 82% de la producción y el 73% del consumo. Figuran en este grupo Australia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Alemania, India, Indonesia, Kazajastán, Kuwait, México, Nigeria, Noruega, Catar, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos. 

En términos agregados, el informe de la ONU concluye que sus planes de producción suponen un 110% más de lo que sería coherente con limitar el calentamiento global en 1,5ºC desde niveles preindustriales y 69% si el umbral se sitúa en 2ºC. Frente a las promesas de ir abandonando el uso de los combustibles fósiles para alcanzar la neutralidad climática en 2050, el análisis indica que para ese año la producción será 350% superior al nivel coherente con 1,5ºC y 150% por encima si de lo que se trata es de poner el umbral en 2ºC.

Por países, por ejemplo, China tiene previsto reducir un 5,3% su producción de carbón en 2030 con respecto a 2021 pero aumentar en un 2,6% la de gas; Estados Unidos recortará 5,1% la de carbón pero aumentará la de petróleo (+5,2%) y de gas (2,5%). Rusia tiene planes para producir en los tres casos y, sin datos sobre carbón, Arabia Saudí tiene previstas inversiones para producir 5,5% más de petróleo y 1,3% de gas. Solo Alemania, Noruega y Reino Unido entre los países analizados prevén recortar la producción en los tres casos.

En este sentido, el informe constata que "muchos de los gobiernos que son mayores productores de combustibles fósiles siguen planeando incrementos a corto plazo de la producción de carbón y a largo plazo de la de petróleo y de gas. 

Fracaso en la captura de CO2

Por otra parte, este informe de la ONU echa un cubo de agua fría sobre las expectativas de poder capturar parte de las emisiones de CO2 que estos combustibles fósiles emiten a la atmósfera, que es la diferencia que se abre desde hace años entre emisiones que se pueden capturar ("abated", en inglés) y las que no ("unabated"). 

Habla de "incertidumbre técnica" y de que "alrededor del 80% de los proyectos piloto en los últimos 30 años han fracasado", además de las "crecientes preocupaciones" por los "potenciales impactos negativos" sobre la biodiversidad, la seguridad alimentaria y los derechos de los pueblos indígenas en tierras donde se ponen en práctica estos proyectos  para capturar emisiones.