OPINIÓN

Un Gobierno nacido para el combate

Félix Bolaños promete su cargo ante el rey Felipe.
Félix Bolaños promete su cargo ante el rey Felipe.
Chema Moya / EFE
Félix Bolaños promete su cargo ante el rey Felipe.

El nuevo Gabinete de Pedro Sánchez arranca a andar con un claro objetivo: perdurar. Sin espacio para grandes sorpresas, con sólo 9 incorporaciones y varias reubicaciones de competencias, el superministro Félix Bolaños se convierte, desde su doble cartera de Presidencia y Justicia, en el eje sobre el que ha de girar la ovalada mesa del Consejo de Ministros. A su habilidad negociadora, su capacidad política para abrir caminos y su probada lealtad y discreción encomienda el presidente la longevidad de un Gobierno nacido para el combate.

Cuando, tras la moción de censura a Mariano Rajoy, Sánchez hubo de formar con rapidez su primer equipo quiso adornarse con lo que, en su momento, se dio en llamar el gobierno bonito. Hasta un astronauta sin experiencia política alguna, Pedro Duque, ocupó silla en ese Gabinete que amalgamaba rocosos socialistas, como José Luis Ábalos o Carmen Calvo, con miembros de la tecnocracia civil, como la entonces aséptica Nadia Calviño o el periodista Maxim Huertas, efímero titular de Cultura.

Cinco años y varios gobiernos después, Sánchez necesita hoy mucho más que aderezos: precisa eficaces armas de defensa y ataque. La legislatura no ha podido comenzar con mayor tensión: Más de dos semanas de concentraciones diarias ante la sede socialista de Ferraz con disturbios, heridos y detenciones. La ultraderecha tildando de golpe de Estado la elección parlamentaria del presidente del Gobierno. Y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, felicitando a Sánchez por su investidura con un “esto es una equivocación y tú eres el responsable”. No parecen tiempos para ser, siquiera, educados.

Ministros, por tanto, de alto perfil político, como se esperaban, incluidos los cinco de la cuota de Sumar, y con un nombre por encima de todos, el único que ubica su despacho en el complejo de Moncloa, Félix Bolaños, entre cuyas competencias, además, incluye la crucial Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes, que bien podría definirse como de Relaciones con los socios y, sin embargo, enemigos.

Abogado, letrado del Banco de España, gran conocedor del derecho pero no juez, habrá de librar la gran batalla de este mandato, la Ley de Amnistía, con jueces e independentistas. Del devenir de su victoria o derrota dependerá cada día el pulso vital de todo el Gobierno.

Como pertrecho contará con Oscar Puente, llamado a ocupar el siempre necesario puesto de “poli malo” en todo Ejecutivo, vacante desde el inesperado cese de José Luis Ábalos. Y también con el renovado puente con Ferraz tras el ascenso a vicepresidenta de la número dos del PSOE, María Jesús Montero, a quien las aún débiles campanillas sucesorias del sanchismo empiezan a acompañar por donde pisa.

En tiempos de tribulación Sánchez no ha querido hacer grandes mudanzas: los principales goznes de su equipo mantienen sus sillas, pero sí ha querido expulsar de ellas a una pieza relevante. La principal incógnita que enturbia estos días de traspasos de carteras, fotos, promesas y felicitaciones es la estrategia que adoptará Podemos, y sus cinco necesarios diputados, frente al Gobierno del que le han sido desterrados. Atentos. Comienza, ahora sí, la legislatura.

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