Yolanda Díaz cree que el salario mínimo debe subir por encima de la inflación para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo. El incremento del SMI tendría que situarse, por tanto, por encima del 3,7-3,8% que se espera que alcance la subida de precios acumulada hasta noviembre, ha señalado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo este jueves. Este planteamiento implicaría llevar la retribución mínima legal al menos hasta los 1.120 euros brutos mensuales en 14 pagas frente a los 1.080 actuales, lo que representaría un alza de 40 euros mensuales.
Así lo ha expresado la vicepresidenta segunda del Gobierno en un acto celebrado este jueves para defender la igualdad entre las mujeres gitanas. "No hay mejor herramienta para la igualdad que subir SMI", ha señalado Díaz, que ha anunciado que convocará a sindicatos y empresarios "con carácter inmediato" para emprender una subida "inmediata" del SMI "ante una crisis de inflación sin precedentes". "No hay mejor política feminista ni mejor herramienta para la precariedad laboral y la pobreza", ha agregado.
Con esta propuesta, la vicepresidenta recoge el guante que le lanzó la patronal el miércoles. Los empresarios presentaron una inesperada propuesta para subir el SMI un 3% en 2023 y 2024. Un planteamiento que llevaría el salario mínimo a 1.112 euros en 2024 y hasta 1.146 euros en 2025 con la posibilidad de reforzar estas subidas en un punto porcentual adicional cada año si la inflación se mantiene elevada. La idea de la patronal es aplicar al SMI los mismos criterios que se acordaron con los sindicatos en mayo para negociar las subidas salariales por convenio en el V AENC.
Conocidas las posiciones de Trabajo y empresarios, queda todavía pendiente saber cuál será la propuesta final de los sindicatos. UGT y CC OO han rechazado esta tarde el planteamiento de la patronal, que consideran "insuficiente", pero no se han mojado con ninguna cifra. A través de un comunicado conjunto, las dos grandes centrales sindicales han reclamado que la subida del SMI vaya en línea de elevar esta renta al 60% del salario medio y que tenga en cuenta también el incremento en los precios de los productos básicos, particularmente de los alimentos.
Aunque las tres partes se sentarán a la mesa de negociación en los próximos días, la última palabra la tendrá el Gobierno en su conjunto. El Estatuto de los Trabajadores recoge que la subida del SMI es competencia del Ejecutivo, que debe consultar previamente su opinión a los sindicatos y asociaciones empresariales más representativas.
La última vez que el Gobierno subió el salario mínimo fue en febrero de este año, cuando lo elevó desde 1.000 euros brutos al mes en 14 pagas hasta los 1.080 actuales. Un incremento del 8% que se aprobó en un contexto de alta inflación y sin el acuerdo de la patronal, que se negó a sentarse en la mesa de negociación al considerar que el Ejecutivo no les había tenido en cuenta en el proceso.
El salario mínimo ha subido un 47% desde que Pedro Sánchez se hiciera con la presidencia del Gobierno en 2018. Sin embargo, los precios del consumo han erosionado parte del poder adquisitivo que han ganado los perceptores del SMI en los últimos años. De hecho, las dos últimas subidas del salario mínimo —las que lo llevaron desde 965 a 1.000 y de 1.000 a 1.080— se han visto neutralizadas completamente por la inflación. Desde 2021, el SMI ha subido un 12%, prácticamente lo mismo que los precios del consumo. En la práctica, quienes cobran el salario mínimo no han ganado poder adquisitivo desde 2021.
La dificultad de predecir el salario medio
El retraso y la variedad de las estadísticas salariales hacen que resulte imposible saber cuál es el salario medio real del año en curso a la hora de decidir sobre el SMI. Las diferentes fuentes (INE, Agencia Tributaria, Seguridad Social) otorgan cifras que varían notablemente. Por el momento, el dato más reciente de salario medio es el que publica la Agencia Tributaria, que sitúa esta renta en 29.247 euros brutos anuales.
Aquí hay que tener en cuenta, que al tratarse de fuentes tributarias, existe un sesgo al alza en la cifra dado que las rentas más bajas tienden a presentar menos la declaración del IRPF. Con esta cifra en la mano, el SMI debería elevarse a 1.253 euros en 14 pagas para alcanzar el 60% del sueldo medio. Esto implicaría un alza del 16%, lejos de las cifras que se han puesto sobre la mesa hasta ahora.
Llegados hasta este punto, algunos expertos y organismos advierten de que las próximas subidas del salario mínimo deben calcularse con cuidado. Es el caso de la OCDE, que recientemente recomendó al Gobierno de que vincule las siguientes alzas del SMI a las condiciones del mercado laboral y la productividad de la economía española. "El salario mínimo ha subido considerablemente desde 2018, lo que ha aumentado los ingresos y reducido la desigualdad salarial entre los jóvenes. Sin embargo, subidas tan grandes pueden dañar el empleo en algunos grupos, en especial los jóvenes", señaló el organismo.
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