Así es el borzoi o lebrel ruso: perros elegantes, afectuosos y de temperamento tranquilo

El borzoi, también llamado lebrel ruso de caza y perro lobo ruso tiene su origen en la Rusia del siglo dieciséis, tras el cruce de lebreles de origen árabe, lebreles europeos y de razas autóctonas rusas para la caza de liebres, zorros, jabalíes y lobos. Los primeros perros de tipo borzoi aparecen mencionados en el libro de oraciones del padre de Iván el Terrible, Basilio III Ivánovich (1479-1533).

Durante el gobierno de la casa real de la dinastía Romanov, el borzoi alcanzó una gran popularidad, especialmente por la intensa afición aristocrática rusa por la caza del lobo, lo que le valió el apodo de perro lobo ruso, y donde podían verse rehalas con cientos de estos majestuosos lebreles. A lo largo de los siglos, los borzois mantuvieron estrechos vínculos con la nobleza, ya que no se podían comprar, sino que eran regalos de los zares, con todo el peso político y diplomático que esto implicaba.

La primera exposición de borzois tuvo lugar en 1874 en Moscú y su estándar se unificó en 1888. Pero la trayectoria de los borzois tiene su punto de inflexión en 1917 con la Revolución rusa y el derrocamiento de la familia Romanov. Junto al asesinato de la familia zarista imperial y sus nobles, también se masacraron cientos de borzois. Esto supuso un enorme impacto en la cría y los tuvo al borde de la extinción en su país de origen. La supervivencia dependió, entonces, de los aficionados en el extranjero que habían importado ejemplares, especialmente en Reino Unido y Estados Unidos. 

Los ‘perros gatos’ por su carácter digno

Los borzois, considerados una de las razas de tamaño gigante, son perros de innegable apariencia altiva y majestuosa. Su nombre, procedente del vocablo ruso ‘borzyi’, significa rápido, y su apariencia se ha mantenido intacta desde hace más de un siglo.

Son perros resistentes, afectuosos con su familia sin llegar a ser empalagosos. Tanto con niños pequeños como con otros perros y animales, el borzoi necesita una socialización constante y la supervisión de adultos, ya que no son animales que toleren el juego brusco o el atosigamiento excesivo. Con los extraños son perros de actitud neutra o amistosa, nunca agresiva.

En el adiestramiento, se considera una raza terca y selectiva, por lo que requieren de mucha paciencia y constancia, siempre bajo el refuerzo positivo, ya que los expertos y criadores en la raza también resaltan la sensibilidad del borzoi ante el trato duro. Como todos los lebreles, necesitan dedicación y espacio suficiente para que puedan ejercitarse y ‘quemar’ su energía, si bien, en el entorno hogareño, son perros extremadamente tranquilos y plácidos.

Su mantenimiento es moderado, siendo suficiente con un cepillado quincenal para mantener en óptimas condiciones su pelaje ondulado, fino y sedoso de longitud media. El estándar admite todos los colores. A nivel de salud, son perros naturalmente sanos, pero como raza gigante, los criadores deben dar garantías de que su línea está libre de displasia de cadera y codo, así como de problemas oculares.

Para ampliar información y contactar solo con criadores oficiales que cumplan la legislación y las condiciones de bienestar animal recomendamos acudir al Club Español de Galgos Afganos, Salukis y demás Lebreles Extranjeros, entidad colaborada de la Real Sociedad Canina de España.

Sugerimos que se valore la adopción responsable y se brinde un hogar definitivo o se actúe de casa de acogida para colaborar con las protectoras y perreras, ayudando, así, a aliviar la carga de los centros de recogida de animales.