Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

El nombre de Europa en vano

Parlamento Europeo.
Imagen de archivo del Parlamento Europeo.
20M
Parlamento Europeo.

No hay nada más antieuropeo que intentar convertir el Parlamento Europeo en una caja de resonancia de las trifulcas de la política interna de los Estados miembros. También es un error pretender que la Comisión actúe de juez-policía frente a decisiones nacionales divisivas o controvertidas. Sin embargo, constantemente se escucha decir que tal o cual cuestión va a denunciarse ante Bruselas para que las instituciones comunitarias intervengan.

Hay que ser muy cuidadoso cuando se invoca a Europa, cuyo nombre no debe utilizarse en vano, y sobre todo es peligroso alentar expectativas de improbable cumplimiento que, a la postre, contribuyen a crear euroescépticos.

Escribo esto pensando en el asunto de la amnistía. De la misma forma que llevo meses pronunciándome en contra, también me preocupa tanta retórica encendida. La amnistía es inaceptable porque se adopta como moneda de pago para salvar una investidura y se sostiene en un engaño, el de quienes aseguraron que jamás la apoyarían, pero es posible que la ley que salga del Congreso supere el examen formal de constitucionalidad, aunque sea con un tribunal profundamente dividido. Y lo más seguro también es que la Comisión Europea no pase de considerar la amnistía a los políticos independentistas como un «asunto interno español», criterio que hasta la fecha ha mantenido en todo lo que respecta a Cataluña.

El PP tiene todo el derecho a seguir protestando en las Cortes y en la calle, a recurrir dicha ley ante el TC y a llevarla ante la justicia europea. Pero la crítica, por dura que sea, tiene que medir el tono de las descalificaciones, empezando por las personales, y no caer en la tentación de tratar a Sánchez de protodictador. La calidad de la democracia española lleva años deteriorándose, empezando por el bloqueo a la renovación del CGPJ, y ahora la ominosa amnistía es un descenso más. Por su parte, desde el Gobierno y el PSOE no se debe contribuir a la dinámica de brutalización de la vida política e institucional.

Asociar al PP con Vox y hablar de derecha reaccionaria o fascismo es injusto y evidencia mucha ceguera sobre la sociedad española. El Ejecutivo tiene la obligación de intentar reconstruir los puentes con la oposición y de gobernar para todas las autonomías, y eso choca con la voluntad declarada por Sánchez de levantar un muro contra la derecha.

La legislatura va a ser muy complicada, más que nunca, pero trasladar el esperpento que muchas veces vamos a vivir a las instituciones europeas no va a mitigar ese desastre. Convertir la Eurocámara en una segunda parte de los debates españoles distorsiona su función y destruye un espacio que muchas veces había sido de consenso en otro frente de batalla. Nadie gana, Europa pierde.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento