María Larrea desata un 'boom' editorial con la novela sobre cómo descubrió su adopción, 'Los de Bilbao nacen donde quieren'

María Larrea, autora del libro 'Los de Bilbao nacemos donde queremos'.
María Larrea, autora del libro 'Los de Bilbao nacen donde quieren'.
B. MOYA/ALIANZA
María Larrea, autora del libro 'Los de Bilbao nacemos donde queremos'.

María Larrea tiene tres madres. La primera la dejó abandonada, la segunda le dio de mamar sus primeros días de vida y de soledad y la tercera la adoptó. De no ser porque su libro Los de Bilbao nacen donde quieren contiene la más cruda de las verdades, la primera novela de esta cineasta francoespañola podría haber pasado por ser una ficción insólita, una historia inverosímil de una familia imposible.

Pero el boom editorial de este otoño (editado primero en Francia con notable éxito y varios premios y en su cuarta edición en España) está anclado en la realidad, que su autora descubrió -esto tampoco es mentira- gracias a una echadora de cartas del Tarot. Este dato, que su abuela fuera prostituta y que sus padres -abandonados como ella al nacer- la 'compraran' bajo una adopción ilegal en el Bilbao de los años 70, son solo parte de los ingredientes de un libro formidable, narrado con aspereza, vértigo y pasión, también con estupor y una desazón profunda.

El título del libro no es cómico, tiene ironía, tiene humor negro

Larrea (Bilbao, 1979) estudió cine en La Fémis de París, donde ha crecido y reside con su marido y sus dos hijos, de 17 y 9 años. Quiso llevar al formato audiovisual su peculiar existencia y el amor por sus padres emigrantes, pero fracasó, hasta que una amiga le dijo que ese argumento no estaba en una película, sino en un libro (Alianza editorial), que nos ha acercado hasta ella en un hotel del centro de Madrid.

María, que habla en perfecto castellano con un reconocible acento francés, explica por qué optó por este título, que no es ni mucho menos símbolo de risa. "Yo el título no lo veo cómico para nada. Lo escribí así en francés y es la traducción. Los franceses no conocen ese dicho y a mí nunca me ha hecho gracia. Tiene ironía, tiene humor negro, en ese sentido cuando hemos vendido los derechos para que se haga el libro aquí, yo estaba muy preocupada por el título. Que teníamos que cambiarlo. El título lo he pensado mucho y hablé con alguien de la editorial y la traductora propuso Donde les da la gana y pensé que era demasiado común".

La novela de María Larrea está editada por Alianza.
La novela de María Larrea ha alcanzado su cuarta edición.
CEDIDA

Este asunto preocupó en particular a Larrea, que a pesar de su bilingüismo arrastra alguna duda de léxico al hablar. " Ya sabía que en España podía dar a confusión. De hecho, cuando estuve de promoción en Bilbao alguien tuvo que decir, "esto no va de bilbainadas, de bollos de mantequilla, ni de la semana grande de Bilbao. No penséis que es una guía del ocio bilbaíno, y ahí entendí que me tenía que haber preocupado del título -espero que la gente lo pueda entender. Lo traje con el orgullo de un emigrante, el misterio de nacer donde uno quiere. Una, al final, quiere la familia que tiene".

Porque esta novela, narrada por una sola voz, la de María, pero en distintos momentos temporales y geográficos, aprovecha un asunto personal íntimo y central, para abordar otros temas vitales, como la emigración, los ecos del franquismo y el tráfico de bebés en la España de los años 70 y 80. Su padre, Julián, hijo de una prostituta emigrada a Bilbao, era un 'entusiasta' de ETA en la distancia y la comodidad que le prestaba el hecho de residir al otro lado de la frontera. Un afecto que creó en su hija su propio pensamiento político, hoy, reconoce, trasnochado.

Una vez una niña me dijo que no quería jugar conmigo porque yo, como vasca, era de ETA. Le respondí que le pondría una bomba

"En París, mi padre llevaba boina y su compromiso político no era tan cercano y sensible como lo era aquí en España. Éramos folclóricos, emigrantes en París. Lo suyo con ETA era un disfraz suplementario, no tenía la misma llamada en París que en España. En Bilbao iba a los bares independentistas. Él sabía lo que hablaba y si alguien se mosqueaba con él, le daba igual. La primera vez que entendí de esto fue cuando veraneé en Cataluña, en un pueblo muy obrero de la costa. Jugaba con una niña y claro, yo tenía un acento vasco, parisino. Y me dice: "De dónde eres?", le contesté que de Bilbao y me dijo "no quiero jugar contigo, eres una terrorista".

María
María no descarta una segunda novela.
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Para el padre de María, la cuestión identitaria, el origen y la conciencia de clase eran cuestiones muy espinosas, algo que su hija comprendía perfectamente. "Necesitaba que todo el mundo me quisiera. Entiendo luego por qué yo buscaba tanto ser aceptada, primeramente por los niños. Aquel comentario de esa niña me dio vergüenza e ira, así que le respondí: "Pues te cuidado, porque vamos a poner una bomba en tu casa". Me hizo tanto daño que no encontré otra manera de contestarle". 

Yo, a nuestro piso en el teatro donde trabajaban mis padres lo llamaba el consulado. Entraba y olvidaba Francia

María y sus padres vivían en un piso dentro de un teatro parisino, donde ambos trabajaban, ella como limpiadora, él como conserje. Esa vida a medio camino entre lo teatral y lo real describe muy bien el ambiente en el que la escritora creció. "Yo a ese piso lo llamada el consulado. Pasaba por la puerta y ya no estabas en Francia, había ikurriñas. Era un viaje hacia el tiempo. Todo tenía un sabor que no tenía nada contemporáneo. Me recordaba un poco a la película Las Hurdes, tierra sin pan de Buñuel. Era un anacronismo total. En ese contexto, yo pensaba que estábamos en una dictadura en España y que ETA era buena cosa y que, bueno, si mi padre lo dice... Cuando vas creciendo, vas entendiendo que la cosa no puede ser así. Me hice mi propio sentimiento político a partir de ahí".

Larrea conoció una doble economía familiar, muy similar a la doble cara que tiene un emigrante: la austera, en Francia, y la espléndida, en sus viajes a Bilbao, donde su padre estrenaba ropa, se llenaba los bolsillos de dinero y convertía a la familia en "los pijos, los burgueses, los franchutes". Todo en una búsqueda obsesiva de sus orígenes.

María
Larrea querría venir a vivir a España.
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Y cómo se ordena todo este proceso mental para terminar en una novela a tumba abierta. "Insistí en la primera editorial que pusieran novela: esto no es un testimonio, no es un ensayo. Aunque está basada en hechos reales y demostrados. María es una María de ficción que me ayuda a hablar de mí misma. La novela se encarga en transformar los hechos reales. Todo esto es real".

Real y crudo, como el consumo de drogas que revela la autora durante su adolescencia y como el hecho narrado de someterse voluntariamente a varios abortos. "Es verdad que muchas veces hay algo crudo en la novela.  En Francia muy poca gente ha hablado de esto que cuento. Una mujer adolescente con crisis existenciales, aunque sea adoptada, esto era yo".

Hay muchos sentimientos que me han atravesado, desde la ira hasta el estupor, la tristeza profunda por el abandono, la mentira

María, que está en contacto con una productora para llevar, ahora sí, esta historia al cine, no duda de que seguirá escribiendo en lo sucesivo. "Siempre he tenido la necesidad de contar historias. Por eso escribo guiones. Siempre quise hacer esto. La mía es una historia que no te esperas, claro, pero que tenía que contar. Es un shock, pero a la vez me doy cuenta de que mi vida ha sido un regalo que tiene más imaginación que la novela". 

María Larrea estuvo de promoción en España con su libro en noviembre. En la mini gira venía acompañada de su peculiar familia (su padre murió hace unos años, un capítulo que se cuenta en el libro con no poco dolor): sus dos madres (la biológica y la adoptiva) y sus dos hijos. A una por abandonarla y a la otra por no contarle que era adoptada, no les guarda rencor, aunque desenredar el ovillo de su existencia no ha sido sencillo. "Hay muchos sentimientos que me han atravesado, desde la ira hasta el estupor, la tristeza profunda por el abandono, la mentira… es un arcoíris de sentimientos, de los más claros hasta los más oscuros. Creo que el trabajo que quise hacer desde el primer momento era verdaderamente sobre el perdón. No buscaba empatía, ni estar llorando, ni estar todo el día pobre de mí… quería hacer una danza, la de la realidad. Verdaderamente, esa era la intención del libro".

María
La novela va a ser llevada al cine.
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De sus hijos tiene otra opinión: "Están acostumbrados a tener una madre un poco loca y expansiva. Les he dicho que por primera vez he conseguido algo que funcionaba. Mis hijos que me han visto sufrir por mis fracasos profesionales, comer arena, pensar arena, escribir arena. Con el libro, que es un objeto muy concreto, ven que he conseguido algo y están muy orgullosos. El pequeño ha ido por la calle a ver si veía mi libro en las librerías. El mayor estaba muy orgulloso y yo creo que me apoyan porque han visto una madre que estuvo mucho en casa y ha sufrido mucho por no poder expresarse".

Mi libro favorito es 'Ordesa', de Manuel Vilas. Lloro cada vez que lo leo

Su deseo es venir a vivir a España, cuando sus hijos, al menos el mayor, terminen sus estudios. Eso que pisar suelo patrio le ha costado. "Me siento como una planta que me he trasladado. Como los españoles, necesito aceite de oliva y luz". Y saca a relucir una de sus novelas predilectas, su favorita, Ordesa de Manuel Vilas, con la que establece cierta relación de filiación emocional. "Mejor persona no puedo decirlo si lo soy después de escribir esto. No lo he escrito pensando en hacer terapia ni pensando que me voy a sentir mejor de escupirlo todo. Yo sé la parte autobiográfica y sé hasta donde he ido. Lo que quise hacer es compartir mi historia con esas personas que me ayudaron en mi existencia. Con niveles de ficción. Otros autores lo ponen todo y cuando leo Ordesa lloro con felicidad. Es un regalo".

Terminamos la charla con una declaración de intenciones: "Bueno, no lo voy a decir todo. Ya he dicho bastantes cosas, hay un pacto con el lector y conmigo mima. Yo tengo el código de seguridad del resto". ¿Habrá segunda parte?... nos permitimos preguntarnos ilusionados.

Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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