Descubren que estos pingüinos duermen más de 10.000 microsiestas al día de solo cuatro segundos

Pingüino barbijo adulto con pingüinos más jóvenes
Pingüino barbijo adulto con pingüinos más jóvenes
NOAA
Pingüino barbijo adulto con pingüinos más jóvenes

Un nuevo estudio ha hecho un descubrimiento sorprendente sobre la forma en que duermen los pingüinos barbijo (Pygoscelis antarcticus), llamados así por la fina línea negra que rodea la parte baja de su cabeza. A diferencia de otros animales, estas aves no voladoras duermen más de 10.000 veces al día, y lo hacen en breves períodos de sueño que apenas duran cuatro segundos de media.

Los investigadores explican en un artículo publicado esta semana en la revista Science que los pingüinos podrían haber desarrollado este rasgo peculiar debido a la necesidad de permanecer constantemente en alerta, ante posibles depredadores. "Su éxito reproductivo sugiere que esta estrategia les permite dormir lo que necesitan", apuntan.

Esta especie pingüinos es la más abundante del planeta, ya que se calcula que existen casi ocho millones de parejas reproductoras, principalmente en la Antártida y en islas del Océano Atlántico Sur.

Para llevar a cabo su estudio, el equipo dirigido por Paul-Antoine Libourel del Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon implantó electrodos en 14 aves en una colonia en la isla Rey Jorge en diciembre de 2019.

Los investigadores registraron entonces la actividad eléctrica en el cerebro y los músculos del cuello, y emplearon acelerómetros y GPS para estudiar el movimiento y su ubicación. Todo ello lo combinaron con grabaciones de vídeo y observación directa durante varios días.

Imagen de algunos de los pingüinos barbijo a quienes se monitoreó la actividad eléctrica en el cerebro y los músculos del cuello.
Imagen de algunos de los pingüinos barbijo a quienes se monitoreó la actividad eléctrica en el cerebro y los músculos del cuello.
Libourel / SCIENCE

Estos pingüinos barbijo salvajes están constantemente expuestos a una ave depredadora de sus huevos, la skúa parda antártica, así como a la agresión de otros pingüinos intrusos.

Según su descubrimiento, el sueño de estos pingüinos se produjo mientras estaban de pie o acostados para incubar sus huevos. En total, dormían más de 10.000 veces al día, durante un periodo medio de 3,91 segundos. En total, la suma de estas microsiestas supera las 11 horas diarias de sueño.

En los humanos, los microsueños pueden ser peligrosos en contextos como el de conducir, y demasiado breves para proporcionar las funciones reparadoras del sueño. Sin embargo, esto no pasa con este tipo de aves. "Si los microsueños cumplen funciones de sueño, entonces los animales que se enfrenten a una necesidad continua de vigilancia podrían recurrir a esta estrategia", señalan.

En resumen, indican los investigadores, "lo que es anormal en los humanos podría ser perfectamente normal en las aves u otros animales, al menos bajo ciertas condiciones", concluyen.

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