Francisco Gan Pampols Teniente general retirado
OPINIÓN

¿Por qué resiste Putin?

Vladímir Putin.
Vladímir Putin.
Europa Press
Vladímir Putin.

El factor humano

Un decreto presidencial firmado por Putin el 1 de diciembre establece que la entidad total de las fuerzas armadas rusas debe alcanzar los 2.039.000 efectivos, aumentando en 170.000 soldados su actual volumen. De ellos, el personal combatiente, es decir, el implicado de forma directa en las operaciones, se fija en 1.320.000 efectivos, que equivale a un 56,5% del total. 

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia Dmitry Medvedev afirmó el 1 de diciembre que las fuerzas armadas rusas habían incorporado más de 452.000 soldados desde el 1 de enero de 2023 entre contratados, voluntarios y personal de leva (reclutamiento obligatorio). Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró el 29 de noviembre que las fuerzas rusas han sufrido más de 300.000 bajas en Ucrania -muertos, heridos, desaparecidos y prisioneros- desde el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022.

Las magnitudes citadas describen la siguiente situación: Rusia se prepara para un conflicto a largo plazo, asumiendo una elevada pérdida de vidas entre sus combatientes. La capacidad de regeneración de unidades, en lo que a factor humano se refiere, le garantiza la posibilidad de sostener el esfuerzo en el campo de batalla de forma estable garantizando rotaciones y relevos. La cifra devastadora de muertos y heridos que se ha producido entre las filas rusas no parece haber hecho mella en la popularidad de Putin, que sigue resistiendo en las encuestas con un índice de aprobación superior al 60% si bien es cierto que se aprecia una ligera tendencia decreciente desde febrero del 2023.

El factor económico

Después de once rondas de sanciones de la Unión Europea, de la limitación a los precios de los hidrocarburos que exporta la Federación Rusa, del bloqueo a la importación de productos rusos por parte de un elevado número de países, del embargo de materiales críticos y productos susceptibles de ser empleados como tecnología de doble uso, el Producto Interior Bruto de la Federación Rusa va a crecer este año 2023 en un 0,7% según el Fondo Monetario Internacional. La pretendida quiebra interna producto de una brusca contracción de la economía y un empobrecimiento de la sociedad rusa no se ha producido, o al menos no está siendo apreciable ni determinante para una contestación social que pudiera poner en riesgo el poder del presidente presionando en la calle de forma violenta.

El factor político

El presidente Putin ha sido capaz de armar una ideología formidable desde que alcanzó el poder en el año 2001. A través de una acción coordinada que ha alcanzado todos los estratos sociales, pero especialmente a la juventud a la que ha procurado unificar en el proceso formativo mediante un relato único. Ese conjunto de actuaciones ha dado una insospechada consistencia al estado apelando a cuestiones como la singularidad, la civilización, el patriotismo ruso y la memoria histórica. Rusia es, según el Kremlin, una civilización revestida de un estado que garantiza su grandeza, protege su supervivencia y permite el desarrollo de su misión históricamente singular para garantizar el desarrollo de la humanidad. 

Hay un enemigo externo que desde el pasado ha perseguido la destrucción de Rusia, así la invasión polaco lituana del siglo XVII, la invasión napoleónica de 1812, la del nazismo de Hitler en 1941, la continua expansión de la OTAN o las llamadas revoluciones de colores son parte de un mismo plan que busca la desmembración de Rusia y el saqueo de sus riquezas. Rusia debe prevalecer a toda costa y no importa lo exigente que sea el esfuerzo que requiera, el alma rusa será capaz de asumirlo.

¿Por qué resiste Putin? 

Porque no tiene ningún escrúpulo en eliminar cualquier contestación interna por pequeña que sea y porque en ocasiones purga preventivamente a quien es tibio o no reacciona con la intensidad y lealtad que exige. Porque ha sido capaz de trazar un plan de acción lo suficientemente flexible para adaptarlo a las adversas circunstancias que ha enfrentado, siendo, al mismo tiempo, lo suficientemente creíble para una ciudadanía propia que sí percibe una amenaza existencial a una forma de ser, vivir y progresar que ha sido laboriosamente tejida en un relato único promovido por el poder político en todos los niveles. Y, por último, porque dispone de un margen de tiempo que aplica estratégicamente confiando en el cansancio de guerra y en la posible crisis económica que se avecina. Unos tienen relojes y Putin tiene tiempo. Cada uno mide sus expectativas de distinta forma.

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