Música

Los tenores Camarena y Anduaga, 'los Javis' de la ópera

Una de las escenas de 'Rigoletto', con el tenor Camarena como gran protagonista.
TEATRO REAL/EFE 

Si hay algo que hoy le falta al mundo de la lírica, son ídolos mediáticos, aquellos cuya fama transciende las fronteras de los teatros y que son conocidos para el gran público. 

En el siglo pasado, cualquier ciudadano podría sentir que Callas, Caballé, Pavarotti o Domingo eran parte de sus vidas, a pesar de no haber ido nunca a la ópera; hoy, el nombre de Anna Netrebko, lo más parecido a una superstar en la actualidad, dejará indiferente a un transeúnte cualquiera a quien se le pregunte. "La ópera necesita superestrellas con las que la gente pueda identificarse como parte de sus vidas",  comentaba en una ocasión una de las últimas grandes mezzos de la época clásica. Y hoy, desgraciadamente, andamos faltos de ellas. Pero no está todo perdido para los que creen en la fuerza del fandom y en el empuje que la cultura popular puede tener en algo tan injusta y estereotipadamente elitista como la ópera.

La representación de Rigoletto que el Teatro Real ha programado en diciembre (hasta el 2 de enero) brinda una cierta dosis de mitomanía hispánica, programando dos voces extraordinarias para interpretar el papel de Il Duca, ese mujeriego insufrible que presume de conquistas y honores destruidos al son pegadizo de la Donna e Mobile, y al que esta producción de Miguel del Arco le canta las cuarenta en clave feminista. 

El tenor mexicano Javier Camarena.
TEATRO REAL

Este doblete proporciona, además, la posibilidad de hacer esas comparaciones que, aunque odiosas, son morbosamente deseadas y hasta necesarias para la salud del género. 

Una buena dosis de competencia nunca viene mal para crear afición, que se lo digan si no a las grandes divas del pasado. Recordemos las trifulcas entre la Callas y la Tebaldi que llenaban tanto las páginas de periódicos como los patios de butacas.

Javier Camarena protagoniza el primer reparto y atiende su cita anual al Teatro Real sentado desde su trono. El que para muchos es el mejor tenor lírico-ligero del mundo no tiene nada que demostrar y poco que defender. Este mexicano, apodado el rey de los bises, ha frecuentado las páginas de los periódicos por la notoriedad que dan estas populares repeticiones que gustan tanto a los aficionados como disgustan al sanedrín de expertos de la lírica. 

El tenor vasco Xabier Anduaga.
QUINCENA MUSICAL

En su caso, tiene el récord en el Real, al haberlos hecho en tres producciones, pero, quizá más importante sean esos dos históricos del Metropolitan de Nueva York –en muy pocas ocasiones se ha roto la regla los prohíbe desde 1940. No sería sorprendente que repitiera hazaña en este diciembre. 

Posee uno de los timbres más bellos del panorama actual y una facilidad extraordinaria para unos sobreagudos que canta con una elegancia y naturalidad pasmosas. Escucharle es sentir una caricia, es el suyo un canto amable y reparador, que combina habilidades extraordinarias con un infrecuente sentido de la humildad.

Y como aspirante al olimpo de la fama popular tenemos a otro Javi, Xabier Anduaga. Un apuesto muchachote vasco que llamó la atención del mundo al ganar esa mina de talento que es el concurso Operalia en 2019. Desde entonces, ha sorprendido en cada aparición por el vigor de su emisión y la elegancia sentida de su vocalidad. 

Pase gráfico del segundo pase de 'Rigoletto'.
TEATRO REAL/JAVIER DEL REAL

En su haber está también el haber protagonizado una Traviata en el Met, aplaudida por la exigente crítica neoyorquina que, ante su actuación, exclamó "tenemos un tenor", como si hablara de una especie cuyos ejemplares pura sangre estuvieran en peligro de extinción. Con él se puede disfrutar de una exhibición canto legato -esa facultad de emitir las notas sucesivas como un solo- o de su dominio de las dinámicas con esos pianísimos casi inaudibles, pero que, ingrávidos, pueden hacer vibrar las más grandes salas.

Parafraseando un dilema frecuente entre los jóvenes, se podría preguntar: "Tú ¿a quién prefieres, al Javi alto o al Javi bajo?". Una disyuntiva que un doblete en directo puede resolver y, si es posible, aderezada con una buena y acalorada discusión a la salida, de las que se dan en el fútbol o en los toros, y que mantienen viva la pasión de la afición.

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