El suelo radiante se ha convertido, por su eficacia y su eficiencia, en uno de los sistemas más extendidos del mercado energético para combatir el frío en invierno. El sistema consiste en una canalización de una fuente que emite calor ubicada debajo del suelo y lo desprende de forma homogénea a través de tuberías o por un cableado eléctrico.

El más frecuente suele ser el suelo radiante que funciona a través de un circuito de tuberías de agua caliente. Sin embargo, el sistema a elegir y la eficacia y eficiencia del mismo dependerá del tipo de suelo, ya que hay unos pavimentos mejores que otros para poder exprimir al máximo el potencial del suelo radiante.

Qué suelo es mejor para instalar suelo radiante

Hay todo tipo de suelos adecuados para instalar un sistema de calefacción por suelo radiante: tarima, suelos de vinilo, de moqueta, goma, laminados... 

Sin embargo, los expertos de Warmup explican que, para el suelo radiante, los sueldos de piedra y de baldosas son los mejores debido a su conductividad térmica: el calor se transfiere rápidamente del sistema al suelo, y del suelo al ambiente. Dependerá del grosor del propio pavimento si tarda más o menos tiempo. 

Calefacción de gas o bomba calor: ¿qué sistema es más barato?

En el caso de los suelos de madera, los expertos explican que el laminado es el mejor para usar por suelo radiante, ya que se adapta mejor a la temperatura cambiante del suelo y a la humedad cambiante.

En cualquier caso, los suelos de cerámica pueden llegar a calentarse hasta los 29ºC con el sistema de suelo radiante, mientras que el resto de suelos quedan dos grados por debajo. Según explican desde Warmup, "es importante asegurarse de que la salida de calor del suelo sea mayor que la cifra de pérdida de calor de la habitación", ya que esa es la única forma de que la instalación sea realmente eficiente.