El actual jefe de Estado egipcio, el exmariscal Abdelfatah al Sisi, ganó por tercera vez consecutiva las elecciones presidenciales, con un 89,6% de los votos, y seguirá en el poder seis años más, anunció este lunes la comisión electoral.
Otros seis años que se sumarán a los más de diez que lleva en el poder, al que llegó sucediendo al islamista Mohamed Morsi, el primer jefe de Estado egipcio elegido por sufragio universal. Aunque elegido democráticamente, Al Sisi ha gobernando Egipto con mano de hierro. Y para seguir haciéndolo, no tuvo reparos en modificar la Constitución en 2019 para poder presentarse por tercera vez a las elecciones, las que ahora ha vuelto a ganar.
De militar de carrera ministro de Morsi
Nacido en El Cairo en noviembre de 1954, Abdelfatah al Sisi es hijo de un comerciante pero eligió la carrera militar (en un país controlado por el Ejército eso garantiza el ascenso social). Tras pasar por la Escuela Comando del Estado Mayor del Ejército Egipcio, perfeccionó su formación en Reino Unido y Estados Unidos.
Luego se desempeñó como comandante de la Infantería mecanizada y como director de inteligencia militar. Más allá de los cuarteles nadie le conocía. Eso cambió en 2012, cuando -tras la caída de Hosni Mubarak- Morsi fue elegido en las urnas. El nuevo presidente confió en Al Sisi, al que convirtió en jefe del Estado Mayor del Ejército egipcio y ministro de Defensa.
Golpe de Estado y masacre en las calles
En aquel momento, la prensa le presentó como un musulmán devoto, compatible con los Hermanos Musulmanes, movimiento del que venía el presidente Morsi, cuya confianza traicionó. Al Sisi lideró el golpe de Estado que destituyó al presidente en respuesta a las protestas egipcias de junio de 2013.
Tras el golpe de Estado, Al Sisi dio un discurso televisado anunciando el derrocamiento oficial de Morsi y su gobierno; la suspensión de la Constitución y la convocación de elecciones; y el nombramiento del jefe de la Corte Constitucional, Adli Mansour, como presidente provisional de Egipto.
Pero siguieron las manifestaciones, sentadas y enfrentamientos violentos entre partidarios de Morsi y las fuerzas de seguridad. Al Sisi dio un ultimátum a los manifestantes contrarios al golpe de Estado. Aquelló culminó en la masacre de las plazas cairotas de Nahda y Raba el Adawiya. Según datos oficiales, murieron 595 civiles, 43 policías y dos periodistas extranjeros.
2014, presidente electo por primera vez
Al Sisi dimitió de todos sus cargos militares y se presentó como candidato a las elecciones presidenciales de 2014. Estaba seguro de su victoria porque el apoyo popular era evidente. Se convirtió en presidente constitucional de Egipto el 8 de junio de 2014. Sería reelegido en 2018 para otro período presidencial (con el 97% de los votos), el que ahora finaliza.
La suya ha sido una política de austeridad: menos subvenciones a la energía y a la electricidad, imposición del IVA, subida del precio de los billetes de metro de El Cairo y congelación de los salarios de los funcionarios públicos. En cambio, redujo el impuesto sobre la renta de las empresas.
Y así, la pobreza aumentó en más de un 11% en las ciudades más grandes del país. En 2019, según informe del Banco Mundial, alrededor del 60% de la población egipcia vivía en la pobreza o en la precariedad. Hoy, la inflación oficial es de casi el 40% y la deuda externa supera los 160.000 millones.
Trump: "Quiero que todo el mundo sepa que apoyamos claramente al presidente Sisi, ha hecho un trabajo fantástico en un contexto muy difícil"
En 2018, la deuda de Egipto alcanzó un nivel récord de 92,64 mil millones de dólares, un 17% más que un año antes. Porque a Al Sisi, como militar, le gusta que su Ejército esté bien pertrechado: las importaciones de armas aumentaron un 215% entre 2013-2017.
Socio de Rusia y de Occidente
Apoyado desde su llegada al poder por las monarquías del Golfo, ha mostrado una gran cercanía con el presidente ruso, Vladímir Putin. Y aunque en 2014 la Casa Blanca de Obama congeló la ayuda económica y militar estadounidense, Occidente "no puede dar la espalda durante mucho tiempo al más poblado de los países árabes, que es a la vez un intermediario estratégico en el conflicto israeli-palestino y un aliado clave en la lucha contra el terrorismo", resume Marc Daou en France 24.
Así lo vio Donald Trump cuando en 2016 siendo presidente de EE UU le recibió en Washington: "Quiero que todo el mundo sepa que apoyamos claramente al presidente Sisi, ha hecho un trabajo fantástico en un contexto muy difícil". Al año siguiente, cuando Al Sisi visitó oficialmente Francia, Emmanuel Macron dijo que no quería "dar lecciones" de respeto a los derechos humanos al presidente egipcio.
Represión y torturas
¿Mano de hierro? En octubre de 2019, cuando varias manifestaciones desafiaron su régimen, más de 4.000 personas fueron arrestadas. Según la oposición liberal y laica, y las ONG locales e internacionales, desde que Al Sisi llegó al poder "la represión ha alcanzado niveles sin precedentes".
En un informe publicado el 2 de octubre, seis organizaciones de derechos humanos internacionales y egipcias denunciaron el en Egipto, lo que, según ellas, "constituye un crimen contra la humanidad según el derecho internacional".
Con Al Sisi la represión ha alcanzado niveles sin precedentes"
Según organizaciones como Amnistía Internacional la última década en Egipto ha estado caracterizada por la represión, mientras que Human Rights Watch estima que unas 60.000 personas han sido detenidas por motivos políticos desde que Al Sisi llegó al poder, entre ellos miembros de la oposición.
Sin embargo en 2023 ha vuelto a ganar. El presidente se ha visto reforzado por la amenaza de la expansión de la guerra en la Franja de Gaza. Los comicios han estado marcados por el temor de un posible desplazamiento de los palestinos a Egipto. Los egipcios han elegido a Al Sisi por tercera vez. Serán otros seis años. Cuando acabe su mandato habrá estado 16 años seguidos al frente del país.
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