Artes

Entrevista

Cristina García Rodero: "La fotografía es un trabajo agotador de adaptación y respeto"

'Cristina García Rodero: la mirada oculta'.
WANDA FILMS

La cineasta Carlota Nelson cuenta que conoció primero la obra de la fotógrafa Cristina García Rodero (1949, Puertollano) antes que a ella. Recuerda que en su casa siempre había ejemplares del libro España oculta (publicado por Lunwerg en 1989) porque a sus padres les gustaba regalárselo a sus amigos extranjeros que venían de visita.

La cineasta no olvida dónde y cómo conoció a la fotógrafa: "Fue en el festival Burning Man, durante una tormenta de arena en el desierto de Nevada. Conmigo estaba un equipo de rodaje filmando el montaje y desmontaje de aquella ciudad. No sabía cómo era físicamente Cristina, el caso es que nos avisaron de que se avecinaba una gran tormenta de arena y nos aconsejaron refugiarnos en el campamento. De camino al mismo vi la figura de una persona. Estaba agazapada, tratando de tomar fotos en medio de aquella tormenta de arena. Me acerqué y le pregunté si necesitaba ayuda, a lo que me respondió, aliviada de que hablase español, diciéndome que no encontraba su bici". Una bici de talla infantil con la que se movía por el recinto y que para ponerla en marcha tenía que pedalear primero hacia atrás, algo que a García Rodero le ponía de los nervios. Aquel encuentro dio paso a una amistad y tiempo después a una petición incómoda.

Cenando juntas a modo de celebración por el que en ese momento era el último documental de Carlota, Cristina le preguntó por su próximo proyecto. Carlota le dijo que le gustaría hacer un documental sobre ella, a lo que le respondió: "Tú, conociéndome, ¿cómo se te ocurre hacerme esa propuesta? Yo siempre estoy detrás de la cámara, no delante". Hacia el final de la cena, Cristina le dijo que si aquella era su ilusión que adelante, que accedía a que le grabase.

Accedió en 2010, el rodaje empezó en 2019, y lo hizo sin alterar el ritmo de sus pasos, su decisión, voluntad y desobediencia respecto a esas órdenes que según ella no se adaptan a las circunstancias. García Rodero justifica su reticencia a que le graben alegando que es fotógrafa y no actriz: "Mi meta nunca ha sido ser protagonista, sino dejar un buen trabajo. Por ese motivo, que me sigan, sortear cámaras e ir con cables, me ha resultado incómodo. No es lo mío, lo mío es la relación con lo que tengo delante".

En su universo, delante significa un espacio abierto poblado de gente con la que interactúa por medio del uso de su cámara, la lengua con la que transmite lo que quiere decir con cada foto que toma y la llave que le ha abierto el mundo. A la pregunta "¿qué tiene La Mancha que a muchos manchegos invita a explorar el exterior y explotar su creatividad?", responde que cree que es la forma de hablar con el cielo que tiene La Mancha. Un lugar en el que el horizonte es muy plano y se establece un diálogo con escritores, pintores y escultores. Con artistas, en general.

Carlota Nelson en 'Cristina García Rodero: la mirada oculta'.
WANDA FILMS

Carlota Nelson, más que un documental, ha grabado un maratón de cuatro años de duración titulado Cristina García Rodero: la mirada oculta, y producido por Wanda Films, en coproducción con RTVE y Castilla-La Mancha Media. Una carrera detrás de Cristina García Rodero que muestra el esfuerzo, sacrificio y compromiso que hay detrás de la obra de esta mujer menuda, infatigable y libre. También la primera fotógrafa española miembro de Magnum, la prestigiosa agencia internacional de fotografía en la que ingresó en 2009 por su mirada de autor, fresca y honesta, sin las ataduras de tener que agradar a nadie.

En 2013 fue nombrada académica de Bellas Artes, que es lo que estudió. Otro reconocimiento a una carrera vocacional, movida por una pulsión creativa y que desarrolló en paralelo y gracias a su profesión como docente hasta 2005. En España siempre ha sido difícil ser artista y vivir de la obra creada.

La entrevista a Cristina García Rodero, en la que también interviene Carlota Nelson, tiene lugar en la Fundación Juan March en Madrid. Fundación que acogió el preestreno de este documental que se estrena en los cines el 1 de diciembre. Antes, el 11 de julio de 1973, la Fundación Juan March le concedió una beca a García Rodero que le ayudó a financiar parte de su gran proyecto vital, España oculta (el libro que tanto gustaba regalar a los padres de Carlota). Una beca que le cambió la vida al permitirle conocer muchas de las fiestas populares de España y a las que decidió fotografiar. Tanto que hizo un viaje de 15 años en solitario, como casi todos los que realiza, fotografiando fiestas religiosas y paganas de los pueblos españoles que dio como resultado un archivo visual de un incalculable valor antropológico y etnográfico. Como lo es el archivo de la fotógrafa palentina Piedad Isla, a quien García Rodero no conoció en persona, pero que Publio López Mondéjar (fotohistoriador, periodista y académico de Bellas Artes), en su momento, le dijo que de haberse conocido se hubieran llevado muy bien. Lo que sí ha hecho García Rodero ha sido ser galardonada con el premio Piedad Isla, "una mujer muy sencilla que llevaba el arte por dentro, sin proponérselo", según ella.

'Cristina García Rodero: la mirada oculta'.
WANDA FILMS

Cristina García Rodero: la mirada oculta es un documental que pone en valor el trabajo de la fotógrafa manchega a nivel estético, técnico y físico. Durante la hora que dura, uno aprende que Rodero primero piensa qué es lo que quiere, luego investiga al respecto, después va a por ello, adonde sea, y en el lugar donde está lo que busca se adentra en la muchedumbre, con cuidado de que no le engulla. A colación de este aspecto menos conocido o que puede pasar desapercibido del trabajo de la fotógrafa, Carlota añade que Cristina, además, viaja sola y duerme donde sea, como si es un banco de la estación de tren porque así está más cerca de lo que va a ocurrir mañana.

"Una tiene que adaptarse a las situaciones que se va encontrando, y no siempre son cómodas. Yo voy a lugares en los que se congrega mucha gente y, muchas veces, no hay sitios en los que dormir", dice Cristina. Además de adaptarse, tiene que tener inteligencia para saber moverse, para saber conectar con las cosas, para ir adonde está lo que le interesa y dejar constancia de una visión rica de lo que ha visto. Le toca adaptarse en cuestión de segundos; si llueve, si hace frío, calor, viento, etc., así como adelantarse a los acontecimientos.

La experiencia le dice dónde tiene que estar y dónde sobra, cómo tiene que actuar. "La fotografía es un trabajo de adaptación, de respeto y agotador", resume. Un oficio que al desempeñarlo hace que le duela la espalda y los pies. También el corazón. La mente se le llena de tantas vivencias que, a veces, no puede más, sobre todo cuando hay escenas de dolor. Esas escenas son las que más le cuesta fotografiar. Le dejan planchada, son como una losa. Cuando llora y ve llorar a otra persona se queda sin fuerzas. Recuerda los entierros de Georgia, venía deshecha de ver el dolor de las personas. Le afecta lo que ve y eso, mentalmente, agota. El cuerpo resiste más.

'Cristina García Rodero: la mirada oculta'.
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El dolor físico casi lo lleva mejor que las reacciones violentas de algunas personas por haberlas fotografiado, y mejor también que las prohibiciones que sufre a la hora de tomar fotos. Prohibiciones que no le detienen porque para ella no existe la palabra no. La Policía la tiene por imposible, saben que si no es por un lado, lo va a intentar por otro.

También es consciente de que hay momentos que fotografía que son tan íntimos y que solo hay espacio para unas personas determinadas, entre las que no está ella.

Una fotógrafa en activo a sus 74 años. Edad que le brinda una experiencia que repercute positivamente, además de enriquecer sus fotografías, en el trato con la gente y en valentía. El físico es lo que le va a retirar, dice, pero mental y creativamente no siente ninguna decadencia

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