La escena del crimen delata al asesino: la posición del cadáver nos habla de su personalidad

  • “Staging”: la técnica más habitual entre los asesinos para despistar a los investigadores.
  • La colocación del cuerpo de Esther López induce a pensar que la escena del crimen fue simulada.
a escena del crimen delata al asesino: la posición del cadáver nos habla de su personalidad
La escena del crimen delata al asesino: la posición del cadáver nos habla de su personalidad
Henar de Pedro
a escena del crimen delata al asesino: la posición del cadáver nos habla de su personalidad

La posición del cuerpo en la escena de un crimen es el elemento clave de toda investigación. Como si fuese un jeroglífico, cada detalle es susceptible de representar diversas hipótesis, hasta retratar la narración completa del acto criminal. De su postura puede deducirse si la víctima conocía al atacante, si tuvo miedo antes de morir, si fue premeditado, y qué rasgos de la personalidad presenta el asesino.

En el caso de Esther López, la situación del cadáver ha sido crucial para el desarrollo de la indagación. Su orientación sugirió a los agentes que el accidente había sido simulado, y que la víctima debía conocer a su agresor. La teatralización del espacio, táctica que en inglés es llamada "staging", es propia de criminales que conocen a su víctima. Esto refuerza la teoría del homicidio doloso.

Entre los sucesos más mediáticos destaca el de Diana Quer, asesinada en agosto de 2016. Su cadáver desmintió el relato de El Chicle y fue determinante para la definición de la condena. La defensa había alegado muerte accidental por estrangulamiento, sin embargo, los restos mortales desvelaron que, poco antes de morir, la joven había segregado altísimos niveles de adrenalina, algo que solo sucede en casos de shock o pánico extremo. La mató para encubrir la agresión sexual. Quedó probada la crueldad, y fue condenado a prisión permanente revisable.

El cuerpo de Asunta Basterra también reveló información esencial sobre los perpetradores del crimen. La posición en la que se encontraba demostró que no había muerto en aquella pista forestal. La pequeña había sido colocada allí de forma precipitada, lo que implica cierta desorganización en la comisión del delito, esto es, autores no profesionales. La autopsia, además, determinó que las lesiones encontradas habían sido fruto del reflejo natural que se produce ante el dolor. No hubo resistencia, la niña no se defendió. Se reforzaba la tesis de que los asesinos habían sido, en efecto, los padres adoptivos.

La víctima es el elemento clave, pero no es el único. La escena del crimen es un mapamundi de la mente del criminal. Además del "staging", es decir, la simulación del contexto con el objetivo de despistar la investigación, existen otras dos categorías dentro de las escenas alteradas.

La que es amañada, también llamada "undoing", refleja una tentativa simbólica de arrepentimiento o contradicción. El autor busca dignificar a su víctima. La coloca, por ejemplo, en algún lugar agradable, y puede añadir elementos decorativos. Sucedió con Sibora Gagani, la joven desaparecida en 2014, cuyos restos fueron hallados este verano en Torremolinos. Su ex pareja, antes de declarar, llegó a confesar el asesinato. Cuando los agentes acudieron al lugar de los hechos, se toparon con el cuerpo emparedado y, sobre su torso, descansaba un ramo de flores.

El "fantasy act", la firma del asesino

La táctica más llamativa es el "fantasy act". Se quiere enviar un mensaje, o dirigirse directamente a los detectives. Es la firma del asesino: aquellas conductas accesorias e innecesarias para la comisión del delito. Pintadas en la piel, objetos con valor simbólico, una evocación a lo místico… ahí reside la huella psicológica del criminal. Se deduce el nivel de planificación, la personalidad, la motivación, e incluso aspectos socio-culturales o educacionales del agresor. Uno de los ejemplos más notos es el "asesino de la baraja". La colocación de los naipes cerca de sus víctimas, desde aquel primer as de copas hasta la carta número seis, indicaba que abría un juego perverso a contrarreloj. Un tipo organizado e inteligente, un psicópata narcisista.

A través del cuerpo y el escenario se percibe si el atacante es limpio, despistado, si ha matado antes, si busca control, desahogo o placer. Si actuó con ira o si titubeó. Si lo volvería a hacer. También puede detectarse el sexo, la edad o su complexión física. Todos estos detalles acotan la búsqueda del sospechoso. La labor de la científica y del equipo forense es fundamental para cazar al asesino. En ocasiones, los muertos hablan más que los vivos.

Biografía

Carmen Corazzini estudió periodismo y Comunicación Audiovisual. Se especializó con un máster en ‘Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias’ y otro en ‘Criminología, Victimología y Delincuencia’.

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