En Navidad, siente un cuñado a su mesa

Recordarán ustedes Plácido, la película del genial Luis García Berlanga, que aprovechó la campaña navideña "siente un pobre a su mesa" para filmar una de sus sátiras de la España que le tocó vivir. Me pregunto qué rodaría hoy el cineasta valenciano a tenor de lo que estamos viviendo.

¿Y qué estamos viviendo? Lo explicó muy bien el conocido pedagogo y filósofo Gregorio Luri durante la entrega del primer premio José Luis Boronat al Desarrollo de la Sociedad Civil de la Fundación Coso. En nuestro país corremos el riesgo de perder la "espontaneidad" de nuestro trato con los demás por culpa de la crispación política; corremos el riesgo de mirar al otro solo en función de lo que vota y piensa, por encima de toda cordialidad y urbanidad que es necesaria para una buena vecindad y vida familiar.

Julián Marías consideraba que la principal característica de los españoles es su vitalidad, una cualidad que asombra a los extranjeros, entre ellos a nuestros vecinos portugueses, más taciturnos o melancólicos. El hispanista irlandés Ian Gibson afirma que el rasgo español que más le ha atraído siempre ha sido "la sociabilidad compulsiva de la gente". "Los españoles no pueden estar mucho tiempo en casa sin salir, es una necesidad perentoria estar con otros hablando, gesticulado, riéndose, comunicando a los demás lo que han estado pensando, viendo, escuchando y mirando", añade. En el fondo somos así, y si es en una terraza o en la barra de un bar, mejor que mejor.

Olviden la política por unos días y celebren con sus amistades y familiares la alegría de estas fiestas. Celebren con sus allegados con independencia de lo que votan, piensan, rezan y aman. No caigamos en esos silencios violentos y esas miradas desconfiadas que se dan en alguna comunidad autónoma vecina y que conducen al callejón sin salida de la misantropía. Disfruten de sus cuñados y del compañero pesado que le ha tocado al lado en la cena de empresa. ¡Feliz Navidad!