El síndrome de Afrodita y el de Simón: mujeres inconformistas y hombres narcisistas por miedo al compromiso

Según la mitología griega, los seres humanos fueron creados con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Pero Zeus, viendo amenazado su poder, los separó, condenándolos a pasarse la vida buscando a su otra mitad. Aunque en la cultura clásica no se planteasen dudar del amor, la actualidad es totalmente distinta y el mito de 'las medias naranjas' ha variado en una sociedad que, según los especialistas, cada vez sufre más miedo al compromiso.

Aun así, las figuras que entonces eran adoradas, han servido para dar nombre a dos personalidades a la orden del día y caracterizadas por la filofobia o pánico a comprometerse: Simón y Afrodita. La psicóloga Jessica Prado explica a 20minutos que estos perfiles son "las reacciones naturales de los dos sexos a un mismo miedo": "Simón tiene miedo al compromiso por tener que renunciar a ser su prioridad y Afrodita comparte esta fobia por miedo al fracaso y al sufrimiento".

Los cinco rasgos que caracterizan a Simón y, cuyas iniciales forman su nombre, son la soltería, la inmadurez, el materialismo, la obsesión con el trabajo y el narcisismo. Sin embargo, Afrodita, diosa del amor verdadero y de la belleza, representa a mujeres "solteras, inteligentes y exitosas" que quieren encontrar a "su alma gemela", pero sus altas expectativas en el amor les impiden arriesgarse a sufrir. 

Simón, "con carencias en la gestión de emociones"

Como explica la terapeuta, los hombres a los que representa el perfil de Simón, término psicológico acuñado por la doctora Robin Bowie en 2018, son "varones solteros de entre 18 y 35 años, con inmadurez emocional y carencias en la gestión de emociones, altamente materialistas y tan obsesionados con el trabajo que son incapaces de renunciar a su narcisismo por nada, incluido el amor". 

"Simón solo afecta a hombres porque la sensibilidad empática de las mujeres suele estar más compensada y, aunque también pueden ser narcisistas, serían capaces de compaginarlo con una relación amorosa. Para los Simones esto es imposible", aclara Prado. "Tienen tanto miedo de dejar de ser su prioridad, de comprometerse con sus sentimientos y de mostrarse vulnerables con alguien, que se encierran en ellos mismos y en su individualismo", continúa.

Las personas con este síndrome suelen estar "obsesionadas con alcanzar el éxito laboral", así que son competitivos con todo el mundo y a todos los niveles, incluso con sus parejas. Además, tienen más posibilidades de convertirse en Simones "los hijos únicos que han tenido una 'crianza sin límites", con infancias "mimadas y consentidas" en las que "las necesidades del niño han prevalecido sobre las de los demás".

Afrodita, "tiende a no sentirse suficiente"

Sobre el complejo de Afrodita, la experta explica que en psicología se habla de él para referirse a "mujeres solteras de más de 25 años" que sienten que "lo único que falta en su vida es una pareja", pero "las altas expectativas del amor, el miedo al sufrimiento o a equivocarse de persona" les impiden establecer relaciones duraderas. "Este síndrome es muy común en mujeres que, pese a estar dentro de una belleza normativa, ser exitosas profesionalmente y socialmente, no encuentran una pareja que cumpla lo que esperan para acceder a comprometerse", afirma.

Este complejo se suele desarrollar además "por rupturas anteriores traumáticas" que hayan dificultado la creación de una identidad sentimental sólida. Aunque estas personas son conscientes de sus virtudes, "tienden a no sentirse suficientes o a pensar que hay algo mal en ellas por no poder estar en una relación exitosa, por lo que buscan constantemente la aprobación exterior y, sobre todo, masculina".

"Este síndrome en mujeres se está extendiendo porque estamos en una sociedad con cada vez más Simones que desaparecen sin dar explicaciones y sin responsabilidad emocional. Eso provoca que muchas se conviertan en Afroditas. Es como una pescadilla que se muerde la cola", asegura la psicóloga. Sin embargo, Prado concluye recalcando que estos complejos "no son trastornos ni enfermedades mentales, sino patrones de rasgos de la personalidad asociados a una autoestima baja y a un profundo miedo al compromiso que se pueden tratar con terapia y apoyo profesional".