Biden

El índice de aprobación neta de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos es de -16 puntos. Es un dato catastrófico. De hecho, es uno de los peores datos de cualquier presidente en este momento del mandato. Pero el hombre, con sus 81 años a cuestas, se muestra impertérrito a la realidad. 

Con todo, lo verdaderamente grave no es él, sino el Partido Demócrata. Los demócratas son incapaces de encumbrar a otros candidatos. Y los hay, y los tienen. Huelga decir que Biden, a pesar de sus pobres resultados, es infinitamente mejor que el delincuente Donald Trump.

Es posible que la falta de reacción de los demócratas esté motivada, principalmente, por los 91 delitos que se imputan a Trump, lo que les haría pensar en no quemar demasiadas naves ante un adversario que, finalmente, podría quedar inhabilitado para optar por segunda vez a la presidencia de los Estados Unidos. No lo sé, pero están asumiendo un riesgo enorme que podría acabar mal, muy mal.

Trump no tiene escrúpulos. Ya lo ha demostrado y lo continuará demostrando. Nadie tiene dudas al respecto. Entonces, ¿cómo es que los demócratas mantienen al impopular Biden para parar a Trump? The Economist lo tienen muy claro: “Por cobardía y complacencia”.

Biden hubiera dado una lección de servidor público si él mismo hubiera dicho que solo estaría un mandato en la Casa Blanca. Actuando de esta forma, con modestia y sin vanidad, hubiera destrozado al peligroso Trump, que, solo con verlo en televisión tres segundos, cualquier persona puede darse cuenta de que el sujeto no está bien.

Y sus votantes, ¿no lo ven, que es una persona inestable, mentirosa, ambiciosa, agresiva, especialmente con las mujeres, narcisista y ególatra? Asusta, de verdad que asusta, que una persona que promovió un golpe de estado pueda volver a ser presidente de los Estados Unidos. Una persona que dice que le gustaría ser dictador por un día.