La reina Isabel de Inglaterra se enfadó mucho con su nieto Harry por ponerle su nombre a su bisnieta

Carlos III: nuevo Rey, nueva Corte es el libro del experto en casas reales Robert Hardman, que se está publicado por entregas en el periódico Daily Mail.

Entre los capítulos narrados está el disgusto que se llevó Isabel II a costa de los duques de Sussex, Harry y Meghan Markle, por el nombre elegido para bautizar a su hija pequeña, concretamente Lilibeth, que es como era conocida la reina entre sus familiares.

La pequeña, segunda hija de la pareja, nació en EE UU el 4 de junio de 2021.

En su obra, Hardman indaga otros asuntos, como las consecuencias de la decisión de los Sussex de renunciar a sus funciones reales. El autor da detalles sobre cómo el príncipe Guillermo procesó los ataques de su hermano a Kate Middleton y cómo Carlos III quedó tocado por las acciones de su hijo.

Una de las cosas más curiosas, sin embargo, es saber ahora, un año después de su muerte, que a Isabel II le indignó que su nieto Harry llamara a su hija como ella. En un principio, se pensó que este gesto iba a ser entendido por Su Graciosa Majestad como una muestra de detallismo y consideración hacia ella.

Citando a un miembro de su servicio en Buckingham, este asegura que Isabel II "estaba más enfadada de lo que nunca la había visto" cuando Harry y Meghan afirmaron que ella había dado su bendición para que su hija se llamara Lilibet y que no habrían utilizado su mote privado si ella no les hubiera "apoyado".

La pareja, incluso, habría ordenado a su bufete de abogados que escribiera a las emisoras y editoriales de noticias –sobre todo a la BBC– diciendo que las afirmaciones de que no le habían pedido permiso eran falsas y difamatorias y no debían repetirse. 

Según se puede leer en el libro, cuando los duques de Sussex intentaron "apuntalar" su versión de los hechos con el Palacio, fue "rechazada".

Lilibet era el apodo de infancia de la difunta reina, que surgió porque de niña la princesa Isabel nunca pudo pronunciar bien su nombre. 

Tan solo lo utilizaron sus padres, el rey Jorge VI, la reina madre y su hermana, la princesa Margarita, así como su marido, el príncipe Felipe, y un puñado de amigos íntimos. 

En aquel momento, la BBC informó de que una fuente de Palacio les había comunicado que los Sussex no habían preguntado a la reina si podían utilizarlo. Otros medios señalaron que, aunque la reina recibió la llamada de su nieto sobre este asunto, esta creyó que no estaba en posición de negarse.