Aurora Matés es autista y empresaria de éxito: "Pese a ser neurodivergentes, podemos con todo"

Aurora Matés en el taller de su negocio.
Aurora Matés en el taller de su negocio.
Cedida por Mimaar Handmade
Aurora Matés en el taller de su negocio.

Aurora Matés tiene 32 años, es de Barcelona y es una empresaria emprendedora que puede presumir de vender sus artículos a influencers como María Pombo, Laura Escanes o Verdeliss.

Hasta aquí todo encaja en la norma más actual de empresaria de éxito salvo por el detalle de que Aurora precisamente lo que ha sentido siempre es que no encaja, que es distinta a los demás. “Siempre he tenido sensación de no pertenecer al grupo de personas de mi entorno pero no sabía exactamente qué era lo que me hacía sentir diferente y sé que el resto me percibían de ese modo también”, cuenta Aurora.

Aurora acaba de descubrir que es autista. Buscó respuestas durante mucho tiempo hasta que obtuvo un diagnóstico. En su búsqueda de respuestas estuvo acompañada por su hijo. Cuando tenía 2 años en la escuela vieron que tenía comportamientos compatibles con el autismo. Él recibió su diagnóstico cuando su madre aún no lo tenía. “Siempre me he sentido muy identificada con mi hijo: el modo de comunicarse, las dificultades sociales, la rigidez ante el cambio, etc. Poco a poco fui analizando y dándome cuenta de que si esos aspectos de su personalidad respondían a que es un niño neurodivergente, pudiera ser que estuviera yo también dentro del espectro y que esa fuera la respuesta que no había encontrado desde mi infancia sintiéndome diferente”, explica.

El diagnóstico de autismo mejoró la vida de Aurora. “A nivel personal, en cuanto a salud mental”, cuenta. “Un diagnóstico no cambia quién eres pero tener respuestas a tantos años de preguntas te permite conocerte mejor”. En su caso siempre ha convivido con una ansiedad muy elevada y difícil de controlar que no sabía de dónde venía. “Ahora entiendo que era debido a vivir esforzándote por encajar y pertenecer al grupo social, que es agotador. En este aspecto es donde me ha ayudado el diagnóstico”. Gracias a él ha podido desarrollar estrategias que la ayudan a adaptarse a escenarios que le resultan difíciles rebajando sus niveles de ansiedad. “Me ha ayudado a entenderme y a perdonarme por tantos años juzgándome por sentirme diferente”.

Para Aurora también era importante confirmar si era autista para que cuando su hijo tenga momentos en que dude de sí mismo, de sus capacidades o le resulte agotador adaptarse a un mundo neurotípico, ella pueda decirle: “Cariño, mamá es autista como tú y mira todo lo que he conseguido, puedes conseguir lo que quieras. Que sepa que mamá entiende cómo se siente más que nadie y que pese a ser neurodivergentes, podemos con todo”.

Mimaar y Enrollagateo

A pesar de ser buena estudiante, todo se vino abajo al terminar la Secundaria. El cambio a Bachillerato fue demasiado para ella y tuvo que dejarlo a las tres semanas: “Era todo nuevo para mí y no pude hacerle frente. En aquel momento no entendía qué me pasaba, solo sabía que no era capaz y la ansiedad se apoderó de mí más que nunca”.

Aurora probó suerte en el mundo laboral. Estuvo tres días en una tienda de ropa. “Me costaba hablar a personas que no conocía de nada, había demasiado ruido, demasiadas personas”, recuerda. Como solución continuó su formación con cursos a distancia. “Estudié patronaje y costura. En el que creía que era el peor momento de mi vida poco sabía que era el inicio de mi gran proyecto”.

Hasta que el gran proyecto se desarrolló, Aurora intentó ser policía sin éxito y pasó por dos fábricas que también tuvo que dejar. La cosa cambió cuando empezó a trabajar en una tienda infantil de barrio, donde estaba ella sola y no tenía tanta afluencia de gente. Un año después la propietaria la puso a la venta y Aurora la compró. Así empezó su trayectoria como empresaria.

“Ya desde pequeña decía que quería tener mi empresa y es algo que nunca se me fue de la cabeza”, recuerda Aurora. “Siempre he sido muy manitas, de pequeña no quería juguetes, me gustaba fabricarlos. Si querías hacerme un buen regalo acertabas seguro con cartones porque me fascinaba construirme cabañas y coches”.

Cuando el hijo de Aurora empezó a gatear le hizo una colchoneta de gateo a la que puso asas para poder transportarla. También hizo muñecos de tela que se pudieran acoplar a la colchoneta. La usaron tanto que pensó que sería un buen producto para su empresa.

En 2018 rediseñó y patentó la colchoneta a la que bautizó como Enrollagateo. Su empresa se llama Mimaar y crea productos, como Enrollagateo, para el desarrollo motor y cognitivo del bebé. La empresa cuenta con diez trabajadores incluyendo a su marido. “Para mí, imagino que por el TEA, no es suficiente con que sean buenos trabajadores, necesito tener la capacidad de conectar con ellos para poder tener una buena relación. Ellos saben que soy autista y hablamos del tema con naturalidad, me conocen bien y nos ayudamos mucho”, explica.

Aurora Matés con su Enrollagateo a la espalda.
Aurora Matés con su Enrollagateo a la espalda.
Cedida por Mimaar Handmade

Aurora cree que sin su rigidez vinculada al autismo se habría rendido antes de conseguir su objetivo empresarial. “Han sido muchos años de pérdidas, derrotas, frustración, pero en mi esquema mental no había otro camino: yo y mi empresa. Al final persistes tanto que es muy probable que puedas lograrlo”. También cree que su necesidad vital de tener una rutina estricta le ayuda en este peregrinar como emprendedora.

Al mundo empresarial y a la sociedad en general le vendría bien tener un poco más de conocimiento sobre el autismo, cree Aurora. “Hay tantos tipos de autismo como autistas, pero el conocimiento llevaría a la comprensión que nos pondría las cosas más sencillas”.

Aurora pasa gran parte del día en el taller. Tiene una alta capacidad de trabajo y ha llegado a estar allí dieciocho horas seguidas sin parar, así como semanas sin un día de descanso. “Y pese a ello no sentir agotamiento, creo que nuevamente está relacionado con la rigidez y con el interés restringido, que en mi caso es mi empresa”. En el taller hace de todo, aunque cada vez dedica menos tiempo a coser, cosa que no quiere dejar de hacer porque le apasiona y relaja. “Ojalá, aunque crezcamos mucho, siga encontrando un hueco del día para estar en contacto con las máquinas, los hilos y las telas. Es apasionante estar en contacto con la fabricación de mi producto”. También dedica tiempo a pensar en nuevos proyectos y planear estrategias, “siento que soy el motor y que no puedo parar”.

Aurora se ha hecho su hueco en un mundo de empresarios y clientes neurotípicos. “Con el tiempo aprendes a adaptarte. He aprendido a sostener la mirada de la gente, aunque me sigue costando. Aprendes a ponerte una máscara que te permita adaptarte y luego lo compenso con momentos de soledad, lectura, meditación y contacto con la naturaleza. Sé que si quiero que mi empresa prospere no puedo aislarme, por lo que me atrevo con todo. Aparentemente puede parecer que no tengo dificultades para relacionarme en el mundo empresarial, pero detrás de cada reunión, entrevista, evento o exposición hay mucha preparación anterior y recuperación posterior. ¡Y, ojo!, pese a eso puede que el momento de exposición social lo disfrute de verdad, lo que no quiere decir que no me desgaste y se agote mi energía. Después del diagnóstico aprendí a tener una rutina que me ayuda a recuperarme sin mucho esfuerzo. La rutina y los horarios son muy importantes para mí y mientras los siga todo lo siento en calma”, concluye.

Soy periodista social freelance, creadora del blog Grandes Minorías y ganadora de los Premios 20Blogs. En 20minutos, además de contar historias de personas que como sociedad solemos ignorar, a través de Grandes Minorías, informo sobre discapacidad en Capaces.

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