Científicos alertan de virus zombis en el Ártico que podrían causar nuevas pandemias: "Existe un riesgo real"

Fotografía mejorada por ordenador del 'Pithovirus sibericum', aislado en 2014 de una muestra de permafrost de 30.000 años de antigüedad.
Fotografía mejorada por ordenador del 'Pithovirus sibericum', aislado en 2014 de una muestra de permafrost de 30.000 años de antigüedad.
Jean-Michel Claverie/IGS/CNRS-AMU
Fotografía mejorada por ordenador del 'Pithovirus sibericum', aislado en 2014 de una muestra de permafrost de 30.000 años de antigüedad.

El cambio climático trae consigo una amenaza que hasta ahora ha pasado desapercibida, pero sobre la que algunos científicos, con cierta preocupación, ya han puesto el foco. Se trata de los microorganismos antiguos que permanecen congelados en el permafrost del Ártico, y cuya liberación causada por el calentamiento de esa capa de suelo congelada de forma permanente podría desencadenar una nueva pandemia a nivel global.

El genetista Jean-Michel Claverie, de la Universidad de Aix-Marsella, dirigió en 2014 a un equipo de científicos que lograron aislar virus vivos en Siberia y demostrar que aún tenían la capacidad de infectar organismos unicelulares, a pesar de haber pasado miles de años enterrados en el permafrost. 

Del mismo modo, otras investigaciones publicadas el año pasado desvelaron la existencia de varias cepas de virus distintos, procedentes de siete lugares diferentes en Siberia, que también podrían infectar células cultivadas. Una de estas muestras de virus tenía 48.500 años, de ahí que sean conocidos como microorganismos de Matusalén o virus zombis.

En declaraciones que recoge el diario The Guardian, Claverie ha señalado que, en estos momentos, "los análisis de las amenazas pandémicas se centran en enfermedades que podrían surgir en las regiones del sur y luego extenderse al norte". Sin embargo, ha añadido, "se ha prestado poca atención a un brote que podría surgir en el extremo norte y luego viajar al sur", algo que, a su juicio, es "un descuido".

Según este genetista, "hay virus ahí arriba que tienen el potencial de infectar a los humanos y provocar un nuevo brote de enfermedad".

La viróloga Marion Koopmans, del Centro Médico Erasmus de Rotterdam, se ha expresado de manera similar respecto a estos microorganismos que todavía permanecen aislados en el permafrost de Siberia, cada vez más amenazado por el calentamiento global.

"No sabemos qué virus hay en el permafrost, pero creo que existe un riesgo real de que haya uno capaz de desencadenar un brote de enfermedad, por ejemplo, una forma antigua de polio. Tenemos que asumir que algo así podría suceder", ha advertido Koopmans.

Respecto a los virus aislados en 2014, Claverie ha explicado que "solo podían infectar amebas y no representaban ningún riesgo para los humanos". No obstante, prosigue, "eso no significa que otros virus, actualmente congelados en el permafrost, no puedan provocar enfermedades en los humanos. Hemos identificado rastros genómicos de poxvirus y herpesvirus, que son patógenos humanos bien conocidos, por ejemplo".

Para el genetista, el peligro más inmediato no es el derretimiento del permafrost, sino "la desaparición del hielo marino del Ártico". Esto está permitiendo el incremento del "transporte marítimo, el tráfico y el desarrollo industrial en Siberia. Se están planificando enormes operaciones mineras que abrirán enormes agujeros en las profundidades del permafrost para extraer petróleo y minerales", apunta.

En consecuencia, avisa, se "liberarán grandes cantidades de patógenos que aún prosperan allí. Los mineros entrarán y respirarán los virus. Los efectos podrían ser calamitosos".

Para Koopmans, la historia de los brotes epidémicos ha estado siempre relacionada por el cambio de los humanos en el uso de la tierra. "El virus Nipah fue transmitido por murciélagos frugívoros que fueron expulsados de sus hábitats por los humanos. De manera similar, la viruela símica se ha relacionado con la expansión de la urbanización en África. Y eso es lo que estamos a punto de presenciar en el Ártico: un cambio total en el uso de la tierra, y eso podría ser peligroso, como hemos visto en otros lugares", concluye la viróloga.

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