OPINIÓN

Kate: lo público y lo privado

La princesa de Gales, Kate Middleton, durante un acto navideño en la Abadía de Westminster, el pasado mes de diciembre.
La princesa de Gales, Kate Middleton, durante un acto navideño en la Abadía de Westminster, el pasado mes de diciembre.
Getty Images
La princesa de Gales, Kate Middleton, durante un acto navideño en la Abadía de Westminster, el pasado mes de diciembre.

Por unas cosas o por otras la familia real británica siempre es centro de atención y acapara portadas y titulares no solo en los medios de su país sino en todo el mundo. Son personajes populares y sus vidas, noticias, informaciones y rumores son ampliamente divulgados.

En esta ocasión son protagonistas por cuestiones de salud de distinta gravedad. El anuncio de que el rey Carlos III debe someterse a una operación de próstata, que en principio no presenta complicaciones, y de la que se han dado todo tipo de detalles, coincidió con el momento en el que se informó de la operación a la que fue sometida la princesa de Gales.

Kate permanece hospitalizada y se anuncia una lenta recuperación que la mantendrá alejada de la vida pública durante meses. En este caso la información no ha sido tan precisa. Se ha comunicado que había sido sometida a una cirugía abdominal planificada, sin especificar nada más. No se puso nombre a la enfermedad y se descartó que se tratara de cáncer.

Hasta aquí la información oficial. Hay una máxima periodística que certifica que cuando no hay noticias crecen los rumores y que siempre es preferible adelantarse a contar los hechos. La cuestión que aquí se plantearía es hasta qué punto hay que indicar y divulgar detalles cuando la propia protagonista ha pedido expresamente que "su información médica personal permanezca privada".

En mi opinión le asiste su derecho, sea princesa o plebeya, a que se respete su decisión. 

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