La prostitución, en el punto de mira de los asesinos en serie: ¿por qué eligen a trabajadoras sexuales?

Incógnitas del triple crimen de Morata de Tajuña.
El asesino en serie de Gilgo Beach escogía prostitutas para cometer sus crímenes.
Henar de Pedro
Incógnitas del triple crimen de Morata de Tajuña.

Control, poder, sexo y dominación, las grandes obsesiones de los asesinos seriales. El mundo de la prostitución siempre ha estado en el foco de la criminología. La bajeza moral lo ha golpeado a base de tráfico, trata, explotación y violencia. Blanco fácil para esta tipología criminal. El deseo a la carta siempre ha suscitado interés. Lo alberga el cine, lo narra la literatura, por algo será que en Pompeya lo más visitado sea el Lupanar.

Uno de los casos más recientes que une crimen y prostitución se encuentra ahora en pleno juicio en EE UU. De las costas de Long Island, Nueva York, fueron emergiendo, entre diciembre de 2010 y abril de 2011, una decena de cadáveres, la mayoría eran jóvenes prostitutas.

"Alguien me persigue, ¡creo que quiere matarme!". Esas fueron las últimas palabras conocidas de Shannan Gilbert, extraídas de su llamada de auxilio al 911, en 2010, antes de que se perdiera la señal telefónica. Su desaparición provocó una intensa búsqueda y, semanas más tarde, la policía encontró restos humanos cerca de las costas de Gilgo Beach. Sin embargo, no eran los suyos. En pocos días, aparecieron los cadáveres de cuatro mujeres, todas trabajadoras sexuales. Las llamaron "las cuatro de Gilgo". Tal hallazgo amplió el perímetro de búsqueda y creció el número de cuerpos.

No fue hasta el pasado verano que las autoridades pudieron dar con el presunto culpable. Se trata de Rex Heuermann, un arquitecto de 60 años, quien, durante más de una década, habría sido uno de los asesinos en serie más buscados del país. Está acusado de matar a "las cuatro de Gilgo". No habría pruebas, de momento, para imputarle el resto de asesinatos. El juez ordenó su encarcelamiento, sin derecho a fianza, dada su extrema depravación. La próxima audiencia está prevista para el 6 de febrero.

Las víctimas que Rex escogía eran prostitutas. Una predilección habitual en los asesinos seriales, basta remontarse a Jack el Destripador. Por un lado, su situación facilita la comisión del delito y dificulta la investigación. Pero, más allá del factor oportunidad, subyacen otras motivaciones. Si se observa la biografía de los asesinos de prostitutas, pueden encontrarse numerosas similitudes.

Muchos matan para autoafirmarse, consecuencia de una latente inseguridad. El acto implica la realización del yo imaginado, la fantasía de la idea de control, un poder del que no dispondrían, que sería motivo de rabia y frustración. Volcarían, así, todos sus odios en víctimas que no pueden defenderse. Personas con las que pueden ensañarse. Mujeres a menudo invisibles, condición que propicia la reiteración del acto.

La sexualidad reprimida es otro factor común. Motivada por la negación de una propia propensión, o por disfuncionalidades, un rechazo social o abusos recibidos durante la infancia.

Los estudios de Robert Ressler, perfilador de la Unidad de Análisis de la Conducta del FBI, indican que todo se gesta en los primeros años de vida. Como consecuencia de un entorno social inadecuado, el niño genera distorsiones cognitivas que le impiden la correcta resolución de conflictos. Esto le lleva a refugiarse en fantasías, que propician cierto aislamiento. La insatisfacción o vacío emocional puede encontrar, como única vía de escape, el placer sexual. Ante la imposibilidad de recibirlo, se convierte en obsesión, entonces, desviación o degeneración.

El tipo de relación con los progenitores también resulta crucial. Rex Heuermann habría mantenido un estrecho y morboso vínculo con su madre, cercando el complejo de Edipo.

La rectitud extrema puede llevar al autoritarismo moral. Las distorsiones en el código ético son otro patrón, plasmado, habitualmente, en la tergiversación de la religión. Ejemplo de ello es el 'asesino de arañas' de Irán. Saeed Hanaei mató a dieciséis prostitutas entre agosto de 2000 y julio de 2001. Decía que buscaba limpiar la ciudad de impurezas, que Dios lo aprobaba. Saeed tuvo una relación disfuncional con su madre y sufrió abusos sexuales.

Por lo que representan. Desde la depravación, hasta la máxima expresión de libertad femenina. Y por lo que despiertan, el conflicto interno irresuelto. Los asesinos de prostitutas matan también por cohibición, por venganza hacia un placer irresuelto, por castigo y desenfreno. Liberan así su perversión, sueltan la autodegradación. Esta conducta no deja de ser una ulterior expresión de la violencia machista. Se juntan odio y placer, frustración y violencia. El desprecio que, en verdad, es hacia uno mismo.

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