Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

La retórica de la descolonización

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun (i), y el secretario primero de la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello (d), a su llegada a la Comisión de Cultura, en el Congreso de los Diputados, a 22 de enero de 2024, en Madrid (España). 22 ENERO 2024;MADRID;COMISION DE CULTURA;CONGRESO DE LOS DIPUTADOS Eduardo Parra / Europa Press 22/1/2024
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun (i), y el secretario primero de la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello (d), a su llegada a la Comisión de Cultura.
EDUARDO PARRA / EP
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun (i), y el secretario primero de la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello (d), a su llegada a la Comisión de Cultura, en el Congreso de los Diputados, a 22 de enero de 2024, en Madrid (España). 22 ENERO 2024;MADRID;COMISION DE CULTURA;CONGRESO DE LOS DIPUTADOS Eduardo Parra / Europa Press 22/1/2024

El 22 de enero, el nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun, levantó un gran revuelo en su comparecencia en el Congreso anunciando su intención de "descolonizar los museos" estatales con un plan para revisar las colecciones que se exponen. Según el ministro, se trata de superar "el marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas" que han "lastrado" muchas veces "la visión del patrimonio" e historia. Han transcurrido tres semanas y desde el ministerio aún no se ha hecho pública ninguna medida o propuesta concreta. 

La impresión entre los expertos es que la retórica rimbombante de la descolonización esgrimida por el ministro de Sumar parirá un ridículo ratón. Lo primero que debería aclarar Urtasun es a qué se refería exactamente, si hablaba de la devolución de las obras a no se sabe muy bien quién o de reformular el discurso expositivo de los museos. Si se trata de las piezas, España no puede devolver lo que no se ha llevado. En los museos españoles no hay obras rapiñadas, a diferencia de lo que ocurre en Francia, Reino Unido o Alemania.

Hace unos años se planteó por parte de Colombia la recuperación del Tesoro de los Quimbayas, que es la mayor joya de nuestro Museo de América. Si no lo han visto aún, no se lo pierdan, es una muestra excepcional de arte precolombino en oro. Pero España no lo robó, sino que fue un regalo voluntario del presidente Carlos Holguín en 1892 a la reina regente María Cristina de Habsburgo en agradecimiento por su mediación en un litigio de Colombia con Venezuela. ¿Por qué España debería devolverlo? 

Poco antes de nombrarse el nuevo Gobierno, Sumar planteó al entonces titular de Cultura, Miquel Iceta, la pregunta de si había valorado iniciar los trámites necesarios para restituir el Tesoro de los Quimbayas, avalando las tesis que en los últimos años se esgrimen desde el país andino sobre la ilegalidad del regalo. El PP va a obligar ahora a Urtasun a pronunciarse, y el ministro no va a tener más remedio que desmentir la pretensión de su grupo, yéndose seguramente por peteneras.

En cuanto al discurso de los museos, todo es siempre perfectible, pero lo de orillar la visión etnocentrista de la historia es una labor que ya se ha hecho en España. Los museos han de ser un espacio transversal de cultura y sería un tremendo error llenarlos de ideología, que es lo que suscita miedo en la intervención de Urtasun. Nuestros museos tienen otros problemas que nada tienen que ver con la descolonización: insuficiencia presupuestaria, falta de autonomía para generar ingresos propios, escasez de personal e infraestructuras mejorables. Esperemos que el nuevo ministro de Sumar se dedique a lo importante en lugar de abrir otra guerra cultural, tan del gusto de la izquierda woke.

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