El estafador que quiso asesinar a Paloma Lago

Paloma Lago se ha convertido en carne de memes después de que este domingo acudiera al programa Fiesta para conceder una entrevista sin censuras. La modelo, que lleva apartada de la pequeña pantalla desde hace más de dos décadas, aceptó la invitación de la dirección del programa pero, una vez acomodada en plató, se negó a responder las preguntas de los colaboradores y de Emma García. Una actitud que enervó a la comunicadora que decidió cortar la charla antes de tiempo para dar paso a una pausa publicitaria.

Paloma abandonó sola los estudios de Mediaset. Su representante, muy enfadado por el comportamiento de la cuñada de Ana Obregón, optó por desentenderse y romper allí mismo el acuerdo profesional que les mantenía unidos. Pasadas algunas horas desde la entrevista imposible, Paloma se justificaba en las redes sociales aduciendo que el programa le había preguntado por un tema del que ella nunca se había pronunciado en. Se trata de su relación sentimental con Voitec Zalesky.

Un escándalo que destapó este que les escribe en 2010 y que fue publicado en varios especiales de investigación en El Mundo. Paloma cayó en las redes de un falso príncipe que le prometió duplicar una inversión económica en un espacio de tiempo muy breve. Lago le prestó cerca de 200.000 euros que se volatilizaron, que nunca recuperó, y que él le aseguró que iba a invertir en el negocio de la caseína.

Fue la primera gran estafa del amor. Un romance que se inició después de un bombardeo de cartas, mensajes y correos electrónicos en los que se presentaba como descendiente de una antigua monarquía. Este que les escribe tuvo acceso, incluso, al membrete falsificado con el que encabezaba sus documentos oficiales: "Lo estoy pasando muy mal. Mucha gente no sabe lo duro y serio que es todo esto", me dijo entonces, con la voz entrecortada y mucho miedo. Un terror totalmente fundado.

Paloma fue víctima de graves e insistentes amenazas de muerte. Entre los planes de Wojciech Sarjusz Zaleski Ezquerra de Bayo estaba acabar con su vida. Planeó su asesinato y así se lo hizo saber a otra de sus víctimas. Lo tenía todo pensado y había trazado una hoja de ruta para llevarla de viaje y quitarla de en medio.

También amenazó a este cronista con envíos masivos de anónimos con los que pretendió frenar la publicación de los diversos reportajes. No lo logró y, tras ser condenado, murió. Unos dicen que se suicidó y otros que falleció por un fulminante cáncer.