Sumar y Podemos asumen el fracaso de su negociación para presentarse en coalición a las vascas y ya hacen campaña separados

La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, este miércoles.
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, este miércoles.
EFE
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, este miércoles.

Los caminos de Sumar y de Podemos se han separado casi definitivamente de cara a las elecciones autonómicas en el País Vasco, que todo el mundo asume que se adelantarán al mes de abril. Ninguna de las dos formaciones quiere asumir el coste de dar por oficialmente rotas las negociaciones, pero lo cierto es que ambos asumen ya el fracaso de unas conversaciones que llevaban meses muy maltrechas. Tanto es así que las dos organizaciones ya han puesto en marcha sus maquinarias y han comenzado a hacer precampaña por separado, con la duda, además, de qué ocurrirá con la marca Elkarrekin ("Unidos", en euskera), con la que los morados se han presentado a las elecciones desde 2016 y que pretenden mantener.

Las negociaciones entre Sumar y Podemos para concurrir en coalición a las elecciones vascas han ido languideciendo lentamente, aunque en los últimos meses ha habido varios momentos que han supuesto nuevos clavos en su ataúd. Dos episodios, fundamentalmente, han supuesto duros golpes a unas conversaciones que ya eran de por sí complicadas por la tensa relación entre ambas formaciones. El primero fue a principios de diciembre, cuando Podemos decidió romper unilateralmente con Sumar en el Congreso y pasar al grupo mixto. Y el segundo tuvo lugar a finales de ese mismo mes, cuando las bases moradas torpedearon el acuerdo alcanzado por Sumar y Podemos para acudir en coalición a las elecciones gallegas de este domingo.

A comienzos de año, ambas formaciones aún dejaban la puerta abierta a que se cerrara un acuerdo entre ambos partidos. Pero, con el paso de las semanas, esa posibilidad ha pasado de improbable a prácticamente imposible. De hecho, el pasado 2 de febrero Sumar, IU y Equo anunciaron un acuerdo para concurrir en coalición a las elecciones vascas que no solo no incluía a Podemos, sino del cual los morados se enteraron por los medios de comunicación, según denunciaron. "Ellos tendrán que explicar por qué no vienen a sumar y vienen a dividir", denunció entonces la secretaria general de los morados en el País Vasco, Pilar Garrido.

Con ese panorama, y pese a que nadie quiera verbalizar la ruptura, lo cierto es que tanto Sumar como Podemos ya han asumido que se presentarán por separado a las elecciones, pese a que este jueves unos 50 militantes y simpatizantes de Podemos, Sumar, IU y Equo impulsaran una recogida de firmas para reconducir las conversaciones. La candidata de la coalición que lidera Yolanda Díaz será Alba García, cuya elección ha sido también fuente de polémica porque, hasta el día anterior a que Sumar anunciara su nombre, trabajaba como asesora precisamente dentro de la federación vasca de Podemos. Irónicamente, hace unos días la propia García aseguraba que la falta de acuerdo con los morados no se debe a diferencias en "ideología", sino a una falta de "confianza".  

La lista de Podemos, por su parte, la liderará quien ha sido desde 2020 portavoz de Elkarrekin Podemos —la coalición entre Podemos e IU— en el Parlamento Vasco, Miren Gorrotxategi. La formación morada, además, tiene la intención de presentarse a las elecciones manteniendo la marca de hace cuatro años, aunque hay serias dudas de que pueda hacerlo, puesto que Elkarrekin Podemos —"Unidos" o "Juntos Podemos", en castellano— era el nombre de una coalición en la que también estaba presente IU, que podría impugnar la decisión.

Ese asunto es capital para Podemos, puesto que la marca Elkarrekin es reconocible en el País Vasco y los morados consideran que no ha sufrido un desgaste tan fuerte como la ya superada Unidas Podemos. De hecho, Podemos cree que parte con ventaja en la competición con Sumar no solo por tener una marca a priori más conocida, sino porque tiene una mayor implantación territorial en la comunidad que la formación de Yolanda Díaz, que acaba de fundarse en el País Vasco y que depende en buena medida de las estructuras de IU a nivel autonómico.

Unas encuestas desfavorables

Sin que se hayan convocado aún oficialmente las elecciones —aunque todo el mundo da por hecho que tendrán lugar a mediados de abril—, es pronto para analizar las consecuencias que tendrá esta división del voto no nacionalista a la izquierda del PSOE. Pero las primeras encuestas ya apuntan a lo evidente: que ese espacio político se verá perjudicado a la hora de traducir sus apoyos en escaños por la ley electoral, que prima la concentración del voto. De hecho, la última encuesta del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco proyectaba que ambos partidos obtendrían únicamente tres escaños yendo juntos, la mitad de los que obtuvo Elkarrekin Podemos en 2020. Por separado, esas tres actas podrían convertirse en cero.

El último sondeo que se ha publicado es el de la radiotelevisión pública EITB, que no es tan pesimista pero que también revela lo perjudicial que será la división del voto entre Sumar y Podemos. Yendo unidas, la encuesta proyectaba una estimación de voto del 7,2%, exactamente la misma que presentándose por separado (los morados conseguirían un 4% y los de Díaz, un 3,2%). La traducción en escaños en ambos casos, no obstante, es bien distinta: con una alianza, ese porcentaje serviría para conseguir 5 diputados, uno menos que en 2020; por separado, Sumar obtendría un escaño y Podemos, dos.

Redactor '20minutos'

Redactor de Nacional. Me hice mayor en Infolibre y llegué a 20minutos a finales de 2019. Sigo a Sumar y a Podemos y me paso la vida en el Congreso, donde también me encargo de la crónica parlamentaria. Cosecha de 1993.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento