Ni se va a acabar ni se debe acabar nunca. En España vamos de modernos, de feministas, de todo… y luego no somos nada. Si una entretenedora hace risas en una alfombra roja, los prehistóricos salen de sus cavernas para lapidarla. Si una triunfita destaca por su talento, versatilidad y carácter, se llenan la boca diciendo que es egocéntrica cuando en realidad lo que tiene es seguridad en sí misma. Si una cantante tarda en sacar un disco nuevo, es una vaga. En serio, en sirio o como queráis. ¿Podéis parar?
¡Qué difícil debe ser ser mujer! Cuando una cantante hace una actuación o presenta una portada nueva o un videoclip, los mensajes de odio proliferan en las redes llenos de críticas y malos gestos. A los chicos no se les exige tanto ni se les examina con lupa ni se les condena al olvido cuando la pifian.
En la tele pasa lo mismo. Su profesionalidad se cuestiona, sus looks se critican, sus peinados, sus subidas o bajadas de peso, sus comentarios… Todo se comenta y se hace a diario con absoluta normalidad. Con los cargos de poder ocurre lo mismo.
Con Eurovisión, la cosa es infumable. ¿Cuántas críticas está recibiendo María Eizaguirre, MEC para el sector eurofan, como Directora de Comunicación y Participación de RTVE? Infinitas: que si es demasiado protagonista, que si el bolso con la bandera de España, que si su intensidad… Lo que molesta es que es mujer, atractiva, trabajadora y con poder. Molesta mucho.
¿Sabéis que la canción de Zorra ha traspasado fronteras y que los Nebulossa están ahora mismo en Miami de promoción? ¿Sabéis que han grabado un remix junto a la icónica –y tremendamente criticada– Gloria Trevi? ¿Sabéis que están consiguiendo que artistas internacionales como Danna Paola se rindan a sus pies? ¿Sabéis que esto lo está consiguiendo MEC? Menos criticar y más zorrear.
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