Carla Flila ha zanjado de una vez por todas el debate sobre el trabajo de los influencers. Mientras que sus compañeros siempre señalan que "hay mucho que no se ve", ella ha contado su realidad, totalmente opuesta.
La joven catalana es una de las pocas que, a pesar de su éxito desde la adolescencia en redes sociales, decidió trabajar hasta centrarse por completo en su carrera como tiktoker.
Llegó a conducir y descargar camiones antes de recibir todos sus ingresos por su trabajo publicitario. Por eso, está encantada con las tareas que tiene que realizar actualmente y asegura que "es un chollo".
"Para mi ser influencer no es un trabajo de verdad", ha comentado en una entrevista en el pódcast La Influencia: "No es duro, es un chollo. Es vivir muy bien haciendo cuatro vídeos tontos".
"Lo llevo diciendo de hace muchísimos años", ha añadido: "Lo comparo con un trabajo de levantarse a las cinco de la mañana y llegar a las nueve de la noche a casa por un sueldo normativo, a por ejemplo estar con los focos, divina de la muerte, y grabar un tiktok".
"Para mí no es duro", ha concluido, consciente de que su posición es "un sueño para mucha gente" y que consigue ganar mucho dinero solo por hacer publicidad en cuatro vídeos.
Sus palabras han sido muy virales y muy aplaudidas en redes sociales, señalando que "por fin" alguna creadora de contenido confiesa lo que es evidente para sus seguidores.
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