Esta semana avanza como la definitiva para que la Ley de Amnistía salga adelante si se confirma el acuerdo final del PSOE con Junts. Nadie en Ferraz, sin embargo, imaginaba arribar a tan balsámica noticia para el Gobierno con el alma en vilo por otra investigación judicial sin relación con los independentistas catalanes y que persigue presuntos delitos de corrupción de socialistas.
A punto de que la Comisión de Justicia dé, previsiblemente, luz verde a la ley con el perdón penal a los encausados por el procès el foco público se centra en el ‘caso Koldo’. El alcance de las ramificaciones en la investigación abierta contra quien fuera asesor del exministro de Transportes todavía están por dilucidar pero los habituales pirómanos de Génova ya han empezado a trabajar.
El PSOE aplicó un primer cortafuegos con su rápida e inusual contundencia contra José Luis Ábalos, expulsado de la órbita del partido en cuestión de días, pero el incendio, con el humo que todo lo confunde, sigue expandiéndose.
¿Amnistiarán los votantes a Sánchez también por Koldo? Dependerá, en buena medida, de hasta qué despachos lleguen las llamas
El PP está muy versado en lidiar con estos fuegos. Su historial de corrupciones entre dirigentes y gobiernos con sus siglas es el de mayor categoría y amplitud de la política española pero el coste electoral pagado ha sido habitualmente muy reducido. Sus votantes suelen perdonar con tal de que gobiernen los suyos mientras que en la izquierda la sociología electoral señala un mayor desafecto con sus electores cuando aparece la palabra corrupción.
La amnistía se ha calificado desde Moncloa como un ‘sapo’ a tragar para lograr un gobierno de políticas sociales. “Merecerá la pena y los españoles nos absolverán al término de la legislatura”, explicaban. Ahora nadie tiene respuesta cuando el mal trago huele a corrupción. ¿Amnistiarán los votantes a Sánchez también por Koldo? Dependerá, en buena medida, de hasta qué despachos lleguen las llamas.
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