Barcelona

'Las payasas de la Catedral' de Barcelona: la "mafia" carterista que distrae con sonrisas, globos y fotografías

Una imagen de una de las 'payasas de la Catedral' pidiendo dinero a una turista.
Miquel Taverna

Barcelona no solo es conocida por su cultura y gastronomía, sino también por los famosos pickpockets que residen en ella. Las ya célebres 'payasas de la Catedral', son ejemplo de ello. Algunos trabajadores de la zona, que no han querido revelar su identidad por miedo a posibles represalias, aseguran que las integrantes de la banda "roban a los turistas" con una "sonrisa". 

Por su parte, fuentes de los Mossos d'Esquadra lo confirman. Aseguran a 20minutos.es que las han parado "en varias ocasiones". "Muchas veces las hemos identificado, lo que aun sabiendo su actividad y lo que hacen, no podemos detenerlas si no las pillamos in fraganti robando", señalan.

Asimismo, aseguran que entre los Mossos y ellas siempre está el "juego del gato y el ratón", ya que aunque las pillen robando, "no se puede hacer mucho si el valor del objeto sustraído es insuficiente" para considerar delito lo que hacen.

Este diario se ha acercado hasta la plaza para conocer en primera persona el modus operandi de, según los que viven o trabajan cerca de la Catedral, una "mafia muy organizada".

"Esconden su vestimenta en las alcantarillas"

Una imagen de un mimo acercándose a una mujer.
Miquel Taverna

Un martes laborable, a las 10.00 horas de la mañana, las 'payasas' ya se encuentran en la zona. "Su 'jornada de trabajo' empieza a las nueve", señala una mujer, quien asegura verlas a diario. "Llegan con una indumentaria normal, de calle. Después proceden a vestirse de blanco y a pintarse la cara como si fueran un mimo. Todo, en medio de la plaza", explica.

Otra trabajadora ha comentado a este diario que meten su vestimenta en bolsas de basura y, después, las esconden en las alcantarillas. Aunque muchos creen que trabajan solas, los vecinos aseguran que son "compinches" de unos payasos. En total, siempre suele haber cuatro integrantes: dos mimos y dos bufones, alternándose el personaje según el día.

¿Cuál es su 'modus operandi' para robar?

Una imagen de los cuatro integrantes del grupo: dos mimos y dos payasos.
Miquel Taverna

La metodología es la siguiente: reclamar dinero a los turistas a cambio de un globo o una fotografía y, en momentos de distracción y broma, proceder a robarles sus pertenencias. Según los entrevistados, llegan a pedir hasta 10 euros por fotografiarse con ellas. "Si les das dos euros, se enfadan. Hasta que no les subas el 'sueldillo' no te dejan en paz", explican desde el anonimato.

Es en ese entonces cuando, en momentos de distracción y de acercamiento con el turista, se "entra en acción". Una mujer asegura que fue testigo de cómo le robaban el móvil a una extranjera. La mimo lo depositó en una de las basuras de la plaza, y acto seguido, vino un hombre a recoger la pertenencia sustraída.

Protección y vigilancia detrás de ellas

La mayoría de entrevistados afirman que hay un hombre que las respalda y protege. "Muchas veces aparece un chico en patinete por la zona y se para a hablar con ellas, incluso en ocasiones se echan un cigarro. Es el único externo al grupo que he visto que hable con ellas, ya que nadie más ha logrado hacerlo. Siempre evitan conversar con la gente", señala uno de ellos.

Asimismo, la gran mayoría de los comerciantes de la plaza de la Catedral explican que suelen entrar a sus tiendas para "liarla". "Hacen como si estuvieran mirando qué comprar, pero lo que de verdad quieren hacer es robarnos", lamentan.

A pesar de que últimamente se les ve junto a la Catedral, testigos aseguran que llevan años frecuentando otros lugares de Barcelona, como la plaza Catalunya o el Portal de l’Àngel. "Recuerdo ser pequeña y verles por La Rambla. Sin lugar a dudas, esto no viene de ahora. Su negocio procede de tiempo atrás", dice una ciudadana.

"El juego del gato y el ratón"

Una imagen de un mimo acercándose a una mujer.
Miquel Taverna

Los vecinos no entienden como "algo tan claro" no es parado por las fuerzas policiales, ya que pese a que "muchas veces" les han cogido o multado, al día siguiente ya estaban de nuevo por los alrededores. "La policía sabe perfectamente quienes son y no hace nada. Toca ir con cuidado y ya está, pero ese no es nuestro trabajo", concluye un ciudadano.

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