OPINIÓN

La mujer en el centro de la sanidad española

Por Carlos Rus.
Presidente de ASPE (Alianza de la Sanidad Privada Española) y de la comisión de Sanidad de la CEOE.
Trabajadores y pacientes se concentran en la puerta del Hospital de La Paz, en Madrid, durante la jornada de huelga feminista del 8 de marzo.
Trabajadores y pacientes se concentran en la puerta del Hospital de La Paz, en Madrid, durante la jornada de huelga feminista del 8 de marzo.
JORGE PARÍS
Trabajadores y pacientes se concentran en la puerta del Hospital de La Paz, en Madrid, durante la jornada de huelga feminista del 8 de marzo.

El liderazgo femenino en Sanidad es contundente: el 75% de las actividades sanitarias están desempeñadas por una mujer. En el sector privado, observamos además que esta feminización del sector se ve claramente también en la medicina especializada. Un reciente estudio, que hemos realizado en colaboración con el ministerio de Sanidad para obtener un retrato demográfico de nuestros profesionales sanitarios, reflejaba una clara tendencia: las especialistas más jóvenes son mujeres. En la franja entre los 30 y los 39 años hay más médicas (41%) que médicos (22%); y lo mismo ocurre con los menores de 30 años. Asimismo, hemos podido observar que en la convocatoria MIR de 2023, el 65% de sus plazas fueron adjudicadas a mujeres.

Las mujeres no solo conforman la mayoría de la fuerza laboral en el sector sanitario, sino que también están asumiendo labores de liderazgo de manera más prominente. Actualmente, los puestos de dirección sanitaria están ocupados en un 30% por mujeres, mostrando igualmente una tendencia creciente. En este sentido, la implementación decidida de políticas de conciliación será clave para garantizar el acceso igualitario a los mismos, uno de los retos que tenemos por delante y que debemos asumir como un objetivo esencial.

El liderazgo femenino no solo beneficia a las mujeres, sino que también mejora la calidad y la eficiencia de las organizaciones de atención médica. Para ello, se debe garantizar la equidad de oportunidades, estableciendo políticas y prácticas que fomenten el acceso a puestos de dirección y espacios de desarrollo profesional, e implementando medidas de conciliación efectivas, basadas en el fomento de una cultura empresarial que valore la integración entre la vida laboral y personal. Igualmente, impulsar la formación continua y la capacitación en gestión y liderazgo para las mujeres, servirá como importante catalizador para su crecimiento profesional.

Estas medidas de promoción y conciliación, sin duda, contribuirán a que las mujeres accedan a los puestos de liderazgo, pero también ayudarán al conjunto del sector a captar y retener el talento. En un contexto muy preocupante de escasez de profesionales en el conjunto del Sistema Nacional de Salud, encontrar palancas específicas que contribuyan a atraer y consolidar el talento femenino serán especialmente valiosas.

En un reciente Congreso sobre Recursos Humanos y Salud, en una de las mesas de debate, la directora corporativa de ‘Personas’ de un importante grupo hospitalario privado destacaba que le había sorprendido gratamente lo mucho que trabajaba el sector por incorporar y valorar el talento femenino y procurar que las mujeres accedan a los puestos de dirección en comparación con otros sectores. Se está realizando un trabajo extraordinario en ese sentido.

En las últimas décadas, hemos sido testigos de una rápida transformación en este sector, impulsada por avances tecnológicos, cambios en la demografía de la población y una creciente conciencia de la importancia de la salud. En esta transformación, está teniendo un papel predominante la mujer como principal fuerza de trabajo; considero que el sector sanitario privado puede y debe liderar el decisivo posicionamiento de la mujer también en la esfera de toma de decisiones.

Queda trabajo, pero vamos por buen camino. Debemos visibilizar a las mujeres en los puestos de liderazgo, reconociendo sus logros y apoyando sus necesidades a la hora de desarrollar su talento y carrera profesional. Y seguir, igualmente, eliminando todas las barreras que impiden que las mujeres alcancen su pleno potencial en el liderazgo del sector, como un avance claro hacia un sector sanitario totalmente inclusivo y equitativo laboralmente. En esto, como en todo lo esencial, debemos trabajar juntos hombres y mujeres.

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