Medio Ambiente

'Dune' y la eterna pelea por los recursos intergalácticos que también se da en nuestro planeta

Con el estreno de la segunda parte de la nueva Dune, apetece hablar de la Especia, ese recurso sin igual. Imaginaos una sustancia capaz de prolongar la vida de las personas que la consumen hasta niveles más que envidiables, pero que a la vez te da gran vitalidad y vigor y despierta tus sentidos e intelecto, incluso llevándote a la clarividencia. Vamos, que no solo no envejeces sino que mejoras increíblemente.  Aunque no deje de recordarnos a ciertas drogas alucinógenas y los rituales de chamanes y diversas tribus, su atractivo es innegable. Todo el mundo la querría.

Bueno, puesto esto no es todo; la Especia también se usa de combustible para viajes intergalácticos, ya que permite doblar el espacio tiempo logrando así un viaje interestelar instantáneo. Lo que seguro nos trae a la mente los míticos "agujeros de gusano" (y es que de gusanos va esta historia), aparecidos en tantas referencias de ciencia ficción: Contact, Interestelar, Horizonte Final… 

Una sustancia impresionante. Así se presenta el recurso más preciado del universo conocido de la saga de Dune. Y, obviamente, todos se quieren hacer con su control. Lo cual da el motivo perfecto a disputas, batallas, traiciones, conspiraciones… vamos, lo que viene siendo habitual en las sociedades humanas, por muy intergalácticas que éstas sean.

Si nos suena, en Star Wars también recurren al término "especia" para nombrar uno de los recursos más solicitados, aunque en este caso se trata de una sustancia generalmente ilícita, (vamos, una droga adictiva y punto), por la que la gente está dispuesta a matar, robar, esclavizar… y pagar mucho dinero, por lo que es muy apreciada. Sin embargo en la galaxia muy muy lejana, este compuesto no es tan exclusivo como en Dune, ya que se encuentra en varios sistemas planetarios. Al contrario que en la novela de Frank Herbert y posteriores películas, en Dune la Especia solo se obtiene del planeta Arrakis (también llamado Dune, de ahí el nombre de la saga), concretamente se trata del producto de unos gusanos gigantes de arena; seres enormes y mortíferos llenos de dientes y de un tamaño colosal, capaces de superar los 400 metros (para que os hagáis una idea nuestra ballena azul, lo más grande en el reino animal actualmente, supera con poco los 30).

Un gusano de arena en 'Dune' (2021).
Warner

Así que el panorama es este: un recurso valiosísimo e imperios y sociedades en pugna por hacerse con su control. En realidad, la vida misma. La historia misma de cualquier colonización. Y es una historia que se repite, ya que generalmente el ser humano tiene afán conquistador y una peligrosa dificultad al establecer balances equilibrados de consumo de materias y energía con su entorno. Solemos gastar lo que tenemos y salimos en busca de más.

¿Existe algo tan valioso en la Tierra?

No que sepamos. Es como si aquí el estiércol o el guano (pero de bichos gigantes, eso sí) de repente fueran la panacea. La Especia sería como una forma de Santo Grial, con capacidad de convertirse a su vez en el combustible perfecto. Es que es demasiado ideal. Sirve para todo.

Tanto la inmortalidad como la energía ilimitada son utopías largamente anheladas por la humanidad, y por ello tenemos infinitas referencias al respecto, como seres inmortales (elfos, vampiros o ángeles...),  u objetos de un poder casi inagotable (Gemas del Infinito de Marvel o el Unobtanium de Pandora por el que los humanos colonizan a los Na´vi).

Vale, en la realidad no existe algo tan utópico. ¿Qué cosas hay en la Tierra que sean realmente valiosas? Igual lo primero que nos viene a la cabeza es el petróleo, por ejemplo, los combustibles en los que se basa nuestra dependencia energética. Sí, puede ser. De hecho hay multitud de conflictos tanto políticos como bélicos a nivel mundial por el control de estos recursos.

También podría ser el oro. Los diamantes. Las joyas siguen siendo uno de los recursos más apreciados y caros del mundo. Pero en verdad el valor de las cosas es relativo: para un país desértico el acceso al agua tendrá un valor incalculable; para alguien gravemente enfermo, la cura de su dolencia será lo más preciado que pueda obtener… y así todo es cuestión de perspectiva. 

Bien es cierto, como ya apuntábamos, que en nuestra sociedad uno de los recursos más valorados son los suministros energéticos; de hecho nuestras economías sufren mucho por ello.

Los clásicos petróleo o gas se encuentran limitados a localizaciones puntuales del planeta, lo cual ocasiona fuertes dependencias a las que se someten aquellos países que no son agraciados por estos productos, y que los tienen que importar. Es la versión real de todas estas pugnas de ficción interplanetaria.

Particularmente, España está a merced de terceros en lo que respecta a materia energética, ya que importamos casi el 70% de la energía que consumimos según datos del INE. O sea, un escenario muy poco halagüeño, ya que dependemos de todas aquellas fluctuaciones de mercados externas: precios que normalmente suben y suben y que hacen que llenar el depósito del coche cueste un riñón o que la factura de la luz de absoluto miedo.

Pero es que esta situación no solo la sufren nuestros bolsillos, el planeta entero lo hace. Seguro que conocemos el llamado cambio climático. Y el efecto negativo en forma de acelerante que tiene la producción energética basada en la quema de combustibles fósiles: la emisión masiva de gases de efecto invernadero, el consecuente calentamiento global que conlleva, la subida del nivel del mar, los episodios climáticos extremos (sequías, olas de calor, tormentas de nieve… ), y así suma y sigue.

Suena todo bastante catastrófico y bueno, en parte lo es, aunque se intenta trabajar en ello. ¿Soluciones? ¿Qué se está haciendo? La respuesta es apuestas por los recursos renovables: aire, agua, sol… Se trata de utilizar de forma local estas fuentes e ir fortaleciendo poco a poco la batería de recursos propios para así ir desligándonos de los aportes de combustibles fósiles externos. Y estamos seguros de que estas opciones son también muy conocidas ya: las placas solares fotovoltaicas, los parques de molinos eólicos, los saltos de agua de las presas o el movimiento de las mareas… son algunos ejemplos.

Pros y contras de las renovables

Claro, nada es 100% positivo. Ojalá, y así terminaría la problemática, pero no. Es cierto que las fuentes renovables de energías tienen emisiones 0 de gases de efecto invernadero, lo cual es vital para la consecución de objetivos a nivel medioambiental que se persigue. Pero no son perfectas. Aquí van algunos de sus inconvenientes más habituales:

  • Para empezar, requieren de una infraestructura, bien sean placas solares, o aerogeneradores, etc. con sus instalaciones asociadas, lo cual implica una inversión económica y también de terreno; básicamente se tienen que ubicar en algún lado.
  • Las plantas solares a menudo tienen que ocupar terrenos de cultivos o suelo no urbanizable destinado a la producción agrícola.
  • Los aerogeneradores, por su parte, se tienden a situar sobre las cimas de montaña o puntos clave donde el viento es abundante y favorable por lo que en ocasiones también ocupan y destruyen espacios boscosos.
  • Los parques eólicos también afectan a la fauna, especialmente a las aves planeadoras y rapaces y a los murciélagos, puesto que éstos son grupos especialmente sensibles a chocar contra sus palas.
  • Lo mismo que ocurre en el aire, también pasa en el agua. Las turbinas que funcionan con las corrientes pueden ser una interferencia para la fauna acuática.
  • Las líneas de tendido eléctrico aéreo que muchas veces son necesarias para trasladar la energía producida por las instalaciones renovables también pueden causarles problemas a las aves, por ejemplo por electrocuciones.
  • El paisaje, aunque su percepción es subjetiva, también se ve claramente modificado por todos estos elementos.

¿Entonces? Entonces se persigue ir mejorando estas soluciones que ya tenemos y se busca ir crear otras nuevas más adecuadas.

Ciudades futuristas, algunos proyectos en desarrollo

Algunos de los proyectos de renovables actualmente en marcha son verdaderamente ingeniosos. Nos hacen incluso preguntarnos ¿cómo no se ha extendido su uso aún?

Molinos de viento en miniatura en las carreteras. Porque anda qué no hay carreteras en nuestro país, por ejemplo. La idea es que los espacios de las medianas, o farolas, se utilicen para adosar pequeños molinos de viento que aprovechen las corrientes que generan los propios vehículos al circular por las calzadas. ¡Es una idea maravillosa! Los efectos adversos serían prácticamente nulos puesto que la carretera no es un espacio natural, tampoco sería una estructura peligrosa para la fauna…

Árboles solares y de viento. Su diseño los convierte prácticamente en obras de arquitectura artística. Con pequeños molinillos o placas solares en las "ramas". Ideales por ejemplo para zonas urbanas, parques, avenidas…

Carreteras solares. Se trata de sustituir el asfalto por paneles solares, pero fuertemente resistentes. ¿Os imagináis que la superficies de carreteras que tenemos produjera energía renovable no contaminante? Estas y otras ideas son las que se van barajando, diseñando y poco a poco implementando en pos de frenar estas batallas, intergalácticas en la ficción, pero muy terrenales por desgracia, por los recursos finitos del planeta.

¿Qué os parecen estas opciones? Y, ¿por qué creéis que no se desarrollan más?

Científica y divulgadora en GarunaEffect

Licenciada en Biología, graduada en Ciencias Ambientales, con máster en Gestión de Ecosistemas y pedagoga. Presidenta y cofundadora de Garuna Effect, asociación de divulgación científica con la que hemos sido galardonados con el XVI Premio Creadores 20minutos. Así mismo, habitual colaboradora de actividades científico divulgativas con la Universidad del País Vasco UPV-EHU y ponente en diferentes eventos expositivos a nivel nacional. Entusiasta de la naturaleza y su funcionamiento ya que me parece la magia del mundo real, pero también de la ciencia ficción, la fantasía y los videojuegos. Compagino mis proyectos científicos con mi faceta deportiva como instructora de actividades dirigidas en el polideportivo de la Universidad del País Vasco UPV-EHU.

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