El pasado fin de semana, Tamara Falcó e Íñigo Onieva estuvieron en un lugar encantador, como es el hotel Abadía Retuerta, que pertenece a las bodegas del mismo nombre y está localizado en medio de los viñedos, en la localidad de Sardoncillo.
Un lugar que les sirvió para desconectar de los rumores de crisis que, de vez en cuando, se ciernen sobre su matrimonio. Y es que el hotel en cuestión, a 30 kilómetros de Valladolid, reúne todos los requisitos para una estancia ideal con habitaciones exclusivas; también cuenta con una bodega, donde han probado algunos de los vinos más sabrosos, y con el restaurante Refectorio, galardonado con una estrella Michelín. Igualmente, el hotel tiene un spa en su interior y facilita la visita a sus famosas y selectas bodegas.
Seguro que todo sirvió para que la pareja, además de poner tierra de por medio respecto a los citados rumores sobre su estabilidad, también pudiera desconectar de unos días angustiosos debido a que Vanilla, la perrita de la marquesa de Griñón, tuvo que ser ingresada de urgencias en una clínica veterinaria de Madrid aquejada de una gastroenteritis aguda.
Según cuenta Semana, la golden retriever, que, junto a Jacinta, la famosa caniche toy de Tamara, es su gran debilidad, pasó el fin de semana en el centro hospitalario mientras ella e Íñigo disfrutaban de su viaje.
Por eso, tuvieron que estar siempre atentos al teléfono y a cualquier actualización de la situación de salud de Vanilla. Según cuenta la revista. a su regreso, la pareja fue junta a recoger a su mascota, ya dada de alta y recuperándose favorablemente después de tres días de convalecencia.
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