El mundo rural es "esencial" para la generación de energía renovable porque concentra el 36% de toda la energía que se consume en el país y el 86% de la potencia instalada, entre parques eólicos, fotovoltaicos e instalaciones hidráulicas. Sin embargo, la percepción que se tiene dentro de él es tan dispar que está "polarizada" entre quienes están a favor de un despliegue renovable que se ha acelerado en los últimos años y que tendrá que acelerarse aún más y quienes están en contra, con una diferencia también entre la percepción individual o colectiva porque desde el punto de vista personal no se ven de forma tan negativa como si se tiene en cuenta el punto de vista de la comunidad.
Estas son algunas de las conclusiones del III Informe Observatorio Descarbonización Rural que ha presentado este miércoles la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica (CIDE) sobre el avance del vehículo eléctrico, el autoconsumo o el -todavía meramente testimonial- del almacenamiento. Reconoce el "papel esencial" del medio rural para la generación de energía renovable, "debido a su amplio territorio y disponibilidad de recursos".
La energía eólica y fotovoltaica que se produce en este entorno al año se mantiene desde 2021 en el 28% de la que consume todo el país al año, con una fluctuación a la baja en los dos últimos años de la energía hidráulica, debido a la sequía. En 2022 sumó un 8% más y en 2021, un 12%. Gracias a ello, el mundo rural podría apuntarse el tanto de suponer también la mayor contribución a reducir emisiones de CO2 a la atmósfera, porque en 2022 las renovables que se generaron en su territorio evitaron el 43%, frente al 9% por renovables en entornos no rurales. Sin embargo, a muchos de sus habitantes no les basta el efecto positivo a escala nacional y, por el contrario, reflejan estar "muy polarizados" sobre si es bueno o malo tener cerca de casa parques renovables, algo que le ocurre al 33% de los habitantes en ámbitos rurales, que dicen tener uno cerca del municipio en el que viven.
El informe constata que el máximo apoyo individual a las renovables entre quienes viven en el medio rural es mayor que si se tiene en cuenta el apoyo colectivo -de 26% a 11%- y que el rechazo total es también mayor en la conciencia individual, aunque se acerca más a la percepción comunitaria (15 y 13% respectivamente). En medio de la tabla del 1 al 10, el término medio es la respuesta más común, del 29% de los que contestan a modo individual y el 52% si se tiene en cuenta la visión de la comunidad. "El apoyo a las energías renovables en el medio rural revelan una polarización de opiniones", constata el documento, que refleja también que no son precisamente los beneficios propios los que más valoran los habitantes en áreas rurales de tener un parque cerca. El mayor factor positivo es la contribución a reducir emisiones (7,8, en una escala de 1 a 10). Después van la generación de empleo (6,1), un incremento de las tierras (6) y ponerle freno a la despoblación (5,2).
"Ante tal diversidad de percepciones, se hace evidente la necesidad de aumentar la conciencia sobre los beneficios de las renovables", afirma en una línea que coincide con el giro que en los últimos meses ha dado el Ministerio de Transición Ecológica, enfocado a escuchar más a las comunidades locales e introduciendo por primera vez criterios relacionados con el territorio y sus habitantes en procesos de adjudicación de proyectos renovables, en este caso, de eólica marina.
Coches eléctricos y autoconsumo
Además de la acogida de los parques renovables en los territorios donde se asientan, el informe tiene en cuenta otros elementos de descarbonización en el mundo rural que dan señales positivas, relacionadas con el uso del vehículo eléctrico o el autoconsumo.
Aunque todavía a distancia del ámbito rural, la presencia del coche eléctrico en el mundo rural creció un 45% en 2022 pasando de 1,5 a 2,2 por cada 1.000 vehículos. Entre ellos, el turismo es el más común, aunque menos que en las ciudades -51,2% frente al 61,1%- seguido de las motocicletas eléctricas, con un apetito que se detecta más en las empresas que en los hogares.
Por su parte, la penetración del autoconsumo se multiplicó en 2023 por un 3,2 con respecto a 2021 en los hogares del mundo rural y un 1,5 en las empresas, aunque son estas las que más planes tenía para instalar placas, un 48% frente al 14% en los hogares. En ambos casos, el coste de la instalación es lo que más frena o posterga la decisión de ponerlas.
El elemento en el que las señales no son tan positivas es en el proceso de electrificación -frente al uso de combustibles fósiles-. En el mundo rural es menor que en las zonas urbanas, aunque con una levísima tendencia al alza que no se da en las ciudades donde, al contrario, disminuye. En 2022, en el ámbito rural se consumieron 1.939 kWh a año y en 2021, 1.937. En el ámbito urbano, 2.280 frente a 2.411.
. Mientras que en estas el consumo eléctrico ha aumentado
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