Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Pintacaras, globoflexia y otras torturas para padres

-Habrá pintacaras, también para papás.
-Habrá pintacaras, también para papás.
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-Habrá pintacaras, también para papás.

Hay una canción del disco Alta Suciedad de Andrés Calamaro que habla de reprimir el instinto asesino delante del mimo del clown. Es una imagen interesante y con la que uno puede identificarse en algunos momentos de la vida en los que está especialmente agotado o harto. No quiere decir que uno sea así, solo que hay momentos en los que uno se siente así. Esto pasa, lo sabemos todos, en la primera fase de la paternidad, cuando los hijos son pequeños.

El padre primerizo hace lo que puede y va asumiendo su papel con sus limitaciones y torpezas. Empieza a darse cuenta de que va a vivir en su hijo una nueva infancia con la repetición de algunos estereotipos que ya pensaba que había superado y con algunas innovaciones que no vivió cuando era un niño y que ahora tiene que asumir. Esto no es fácil, pero el amor todo lo puede y se acaba llevando con naturalidad.

Otra prueba que debe afrontar el padre primerizo es la resistencia a la repetición. Ver cien veces la misma película infantil o el mismo capítulo de una serie de dibujos animados puede ser una tortura si no se está preparado. Hay una época de la vida en la que el ser humano necesita la repetición para lograr seguridad y aprendizaje. Los padres tienen que entenderlo y tratar de afrontarlo como si cada día fuera la primera vez. No es sencillo.

Ver cien veces la misma película infantil o el mismo capítulo de una serie de dibujos animados puede ser una tortura si no se está preparado.

Conozco un padre que se quedó mirando fijamente con cara de loco un vídeo de los Cantajuegos. Su hijo le preguntó qué estaba haciendo y el padre respondió: “estoy pensando a cual de ellos asesinaría primero”. Hay que estar preparado porque la unión de agotamiento, estrés y repetición puede ser perjudicial para el padre. Si rascamos un poco y hacemos la pregunta adecuada, encontraremos odios atávicos a personajes de dibujos animados que no tienen ninguna culpa. Hay grupos de odiadores de Dora la Exploradora, Peppa Pig y muchos otros personajes de ficción.

El pintacaras y el que dobla los globos en los cumpleaños pueden ser también víctimas de este tipo de padre socarrado, que necesita relativizar, darse un descanso o aprender que hay asuntos intrascendentes en la vida. “Habré pintacaras” se convierte en una profecía de lavadoras incapaces, asientos del coche manchados, engrudos de toallitas y bañeras negras. Nadie dijo que la vida iba a ser fácil. Hay que tomárselo con calma. 

Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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